miércoles, 23 de febrero de 2011

LA FRATERNIDAD DE SHAMBALLA









                LA FRATERNIDAD DE SHAMBHALA




                                                             Catharose de Petri

                                                                          Y

                                                          Jan van Rijckenborgh







           



           


                        Índice

Prólogo
1          Los secretos del Gobi (1)
2          Los secretos del Gobi (2)
3          La Madre de los Vivos
4          Los siete pasajes de Shambhala
5          La Isla de Isis
6          El último vestigio
7          Los dos tipos de Elohim
8          El abismo del conocimiento
9          Las Hijas de la Tierra Santa
10        Los Hijos de la Voluntad y del Yoga.






                                                                     Prólogo

Los textos recogidos en este libro sobre la Fraternidad de Shambhala fueron dados anteriormente en forma de charlas en el Templo‑Atrio de la Rosacruz.
Teniendo en cuenta que se trata de un mensaje de la Fraternidad para todos los alumnos de la Escuela Espiritual, se ha conservado este libro en su forma directa.
Puesto que este mensaje va a llegar ahora ‑con este libro‑ a un círculo más amplio de interesados, esperamos y rogamos que los corazones se mostrarán receptivos para ello y la reacción estará en consonancia con ello.









                                                                   Capítulo 1


                                                          Los secretos del Gobi


Citando al sabio chino Chuang, la señora Blavatsky dijo un día: Las cosas que los hombres saben no pueden ser comparadas de ninguna forma, en cuanto a su número, con las cosas que les son desconocidas.
En efecto, comparado con lo que debería ser, el saber humano es muy pobre. Dígase en su favor que en el cosmos y en el microcosmos existen un número tal de enigmas, y el Logos nos deja entrever tantos fenómenos insondables, que no se puede reprochar a nadie que el entendimiento humano permanezca tan alejado de la realidad universal.
La frase del Salmista: Tu conocimiento, ¡oh Eterno!, es para mí demasiado prodigioso, es la confesión leal del hombre frente a la creación divina. Sin embargo, es un hecho cierto que el conocimiento y el entendimiento humanos se dirigen generalmente en una dirección diametralmente opuesta a la de las manifestaciones divinas. Por esto, la frase del sabio chino es tan justamente certera.
Este estado de cosas nos lleva a serias consideraciones. El Logos no propaga por el mundo su conocimiento universal de una forma desordenada y sin inteligencia, sino que cada revelación divina tiene como base fundamental una necesidad y una lógica absolutas. Por consiguiente, este conocimiento perdido es una acusación para la humanidad, y también la causa de que nos encontremos de vez en cuando ante consecuencias extremadamente desagradables y en situaciones realmente confusas.
En estas condiciones, usted puede comprender fácilmente que, periódicamente, la Escuela Espiritual intente conducir al menos a una parte de la humanidad hacia esta base fundamental de necesidad y de lógica absolutas, con el fin de suscitar una reacción que concuerde con las exigencias divinas. Nosotros le pedimos que considere esta disertación bajo este ángulo.
No tenemos la intención de hablarle del Desierto del Gobi de una forma sensacionalista, sino que nuestra tarea consiste en instruirle sobre los próximos acontecimientos, para que así no se encuentre desprevenido.
Nuestro más profundo anhelo es que usted pueda testimoniar con nosotros de los tiempos felices en que nos serán desvelados, no solamente una parte del mundo que ha permanecido hasta nuestros días oculta y desconocida, sino también las actividades y criaturas prodigiosas de la naturaleza original. Esto nos hará comprender las razones por las cuales somos llamados microcosmos y hasta dónde puede extenderse nuestro conocimiento de Dios y de la naturaleza original.
Para muchos, nuestra época está marcada por el interés que suscitan los acontecimientos sociales, económicos y políticos, al mismo tiempo que, para algunos, solamente es el preludio opresivo y turbulento de una revolución cósmica; revolución cósmica que no sólo es realizada desde arriba, sino también desde abajo.


Para comprender todo lo que tiene relación con esto, debemos saber, en primer lugar, en qué consiste aproximadamente el secreto del Desierto del Gobi. Esta revelación no puede ser vista como una profanación, sino como un signo de la madurez de los tiempos y como una Fama Fraternitatis para todos los que tienen oídos para oír y ojos para ver.
En el corazón del Desierto del Gobi, en Asia Central, se encuentra el centro de la actividad de la Fraternidad Universal en relación con este mundo y su humanidad caída. Desde este lugar parten hacia la humanidad todos los impulsos liberadores. Los demás núcleos del trabajo espiritual, de los que hemos hablado en el transcurso de los años, como los de Australia, de la Gran Pirámide, de las Columnas de Hércules en la vertiente sur del Atlas y del Himalaya, así como otras actividades de la Fraternidad ‑como las que se desarrollan en los dos polos‑ proceden de este corazón espiritual del mundo, situado en la parte más impenetrable del Gobi, y son dirigidas por él.
El Gobi no es un desierto de arena propiamente dicho, sino un estéril, monótono e inconmensurable territorio de estepas tan desconocido y mucho más impenetrable que el Gran Chaco en América del Sur. Pocos viajeros han intentado penetrar hasta el corazón del Gobi. Está rodeado por una profunda soledad y un lúgubre espanto. Existen pocos escritos sobre este territorio y sus secretos, ya que la atención de los especuladores espirituales ha permanecido fijada en lugares más populares de la tierra.
Un trabajo conocido es el que Marco Polo escribió en el siglo XIII cuando se encontraba en prisión. Marco Polo recorrió, para llegar a China, el viejo camino del té, el cual atraviesa una parte del Gobi. Describe el terror y el respeto religioso que los habitantes de los países limítrofes sentían por esta región, como consecuencia de las apariciones en masa de espectros que la asedian.
Para el gnóstico, este fenómeno es, no obstante, muy simple. En el Gobi, los éteres planetarios son tan transparentes y concentrados que la esfera química y la esfera etérica del mundo físico se interpenetran casi imperceptiblemente, lo que hace posible al sentido ordinario el percibir la agitación y los movimientos de la esfera reflectora. Este es el fenómeno que provoca ese miedo mortal por el desierto del Gobi y que asegura a este territorio un perfecto incógnito, rechazando a los no autorizados.
No obstante, el Gobi ha desempeñado un papel importante en los antiguos conocimientos universales. Desde el comienzo de los tiempos dialécticos, el corazón de ese territorio ha sido conocido bajo el nombre de "Tierra Santa de los Hijos de Dios". Por lo tanto, cuando la Biblia y los Iniciados hablan de la Tierra Santa, en relación con nuestro planeta, no se refieren en absoluto al lugar donde los árabes y los israelitas se enfrentaron equipados con armas occidentales.
Todos los impulsos regeneradores metafísicos que, bajo forma de radiación, tocan al mundo, partieron y parten de este corazón, dejando por doquier su huella. Ya se trate de la ingeniosa construcción de la Gran Pirámide, de la sabiduría y de la fuerza de los Maniqueos y de los Cátaros, o de la misión de la Rosacruz moderna, todo parte de este Manantial único y se explica por él. La sede de la Orden de la Siddha ‑la Fraternidad Universal‑ se encuentra en esta Tierra Santa.
Abundantes leyendas fueron tejidas sobre el Gobi, y fragmentos de acontecimientos históricos ya olvidados inspiraron narraciones misteriosas.


La antigua sabiduría nos dice, por ejemplo, que mucho tiempo antes de la civilización pre‑lemuriana, un gran mar interior se extendía en el lugar donde actualmente se encuentran lagos salados y desiertos estériles. En el interior de este mar habitaba el "último vestigio" de la raza divina, repartida en doce islas. Estas islas poseían una belleza y un encanto maravillosos. Sus habitantes divinos eran llamados "los Hijos de la Voluntad y del Yoga" o los verdaderos "Elohim". Ellos conocían y dominaban todos los secretos de la naturaleza y estaban en posesión de la Palabra inexpresable, actualmente perdida. Ellos son los que conocen los secretos de la naturaleza original y los guardan para los que se hagan dignos de ellos.
Este reino insular existe aún como un oasis en el desierto del Gobi. Todos los que conocen la Palabra Secreta lo saben, y todos los que conocen esta Palabra tienen acceso a él. No existe ninguna vía de comunicación ordinaria con este oasis del Gobi. Este lugar está protegido cuidadosamente contra los intrusos, tanto por vía terrestre como por vía aérea. No hay más que siete pasajes secretos que son llamados, de una forma velada, los siete pasajes subterráneos de Shambhala.
Nuestra misión es hablarle de estas cosas y hacerle tomar conciencia, tanto como sea posible, de la profundidad de la sabiduría que la humanidad poseía originalmente. Ya que el tiempo de la revelación ha llegado y nuestra intención, en las tensiones del mundo actual, no es pasar apresuradamente sobre estas cosas sagradas, pues en tal caso serían olvidadas rápidamente.
Hace tiempo fue profetizado que todo lo que estaba escondido sería un día revelado, pero también se dijo que aparecerían muchos falsos profetas. Por ello, hemos sido puestos en guardia para no creer en cualquier espíritu sin antes probar que es de Dios. La Biblia nos previene: Con esto reconoceréis al espíritu de Dios: todo espíritu que demuestre que Jesucristo ha venido en la carne, es de Dios, y todo espíritu que no lo demuestre, no es de Dios.
Cuando se produce un gran cambio mundial, todo lo que está escondido acerca de Dios y lo Absoluto es de nuevo manifestado, y la humanidad entera es confrontada con la vida real absoluta del Reino Inmutable.
Esta revelación no se presenta al principio como un juicio, sino como una llamada a la resurrección, como una mano caritativa tendida para la regeneración. No debe ser vista como una demostración pública, sino comprendida como un sacrificio de amor inconmensurable para nosotros que estamos en la angustia, casi imposible de soportar por los santos de Dios.
Cuando este sacrificio se cumpla, usted lo podrá reconocer solamente como el Espíritu de Dios, si puede ser unido incontestablemente al reconocimiento de que Jesucristo ha venido en la carne. No por la creencia en el acontecimiento histórico de que, hace más o menos 2000 años, un tal Jesús vino en la carne, sino por la revelación en uno mismo, en la carne y de forma científicamente cierta, de la realización de Jesús y la radiación del Cristo en su fuerza, belleza y realidad perfectas.
Las revelaciones de los tiempos finales que preceden a la gran revolución darán a los hombres una visión íntegra de la verdadera vida de la humanidad original. A continuación se producirá un desenmascaramiento implacable de todos los especuladores metafísicos, tanto en el mundo religioso y teológico, como en el mundo filosófico, colocando a cada uno, sin excepción, ante una elección definitiva. Por este motivo, el tiempo se aproxima en que por todas partes se hablará con respeto, con miedo y temor, con una cólera furiosa, o con una intensa gratitud, de los siete pasajes de Shambhala.
La revolución cósmica no comprende solamente un proceso de respiración intercósmica, con los cambios geológicos y atmosféricos correspondientes, sino que implica al mismo tiempo un inmenso esfuerzo para la redención de la humanidad.


Después de cada revolución cósmica, la humanidad cae siempre más profundamente en la ilusión de la materia y de la dialéctica. La civilización lemuriana era, desde nuestro punto de vista, más gloriosa y provista de mayores posibilidades que la civilización de los atlantes que la siguió. Lo mismo se puede decir de la atlante con respecto a la nuestra: la aria. Y en la próxima era las posibilidades serán aún más restringidas por la opacidad cada vez mayor de la materia y del cuerpo racial, lo que tendrá como consecuencia una reducción aún mayor del campo de acción espiritual.
Considerando lo que precede, la humanidad actual está colocada ante una fase muy crítica. Por este motivo, la revelación en los tiempos futuros tomará una amplitud jamás alcanzada, a causa de la importancia formidable y urgente del momento. Esta revelación espera ser una base para el renacimiento del mayor número de personas posible. La Fraternidad hace oír, en ese sentido, sus primeras llamadas.
Todos tenemos la obligación de aprender de nuevo la Palabra liberadora perdida y olvidada. Cuando las sagradas escrituras de todos los tiempos hablan de la Palabra Única de Dios, no se trata de una colección de escritos de mayor o menor valor del que se ha degradado o desfigurado el sentido, sino de la Palabra de Vida única y liberadora, del camino, del método, de la santa ciencia que lleva a la vida universal del Reino Inmutable.
La Fraternidad Universal, espiritualmente llamada "el último vestigio", se expresa en el oasis del Gobi, territorio cósmico y atmosférico naturalmente preparado. Usted encontrará en la Biblia, y en los libros sagrados de otros pueblos, historias veladas sobre el último vestigio. Los últimos vestigios de las antiguas razas fueron llevados después de que todos los demás hubieron perecido. Tomadas literalmente, semejantes expresiones dan siempre lugar a deplorables errores de interpretación.
El "último vestigio" es la apelación mística dada a las entidades elevadas del camino común de toda la humanidad dialéctica, hasta el camino que conduce a la Vida Original. Los que llegan a tomar parte en "el último vestigio" son admitidos en un nuevo círculo de existencia, mientras que los demás siguen la marcha ordinaria de la humanidad dialéctica, con sus aspectos conocidos, hasta el destino común natural.
¡Pueda serles dada a todos la posibilidad de sumergirse con nosotros en "el abismo del conocimiento universal" y que la revelación de los Hijos de la Sabiduría de la Tierra Santa oculta les haga a todos dirigirse hacia el renacimiento!
Los siete pasajes de Shambhala están ahí, ante usted, ampliamente abiertos; sólo tiene que avanzar. ¡Que la Palabra impronunciable y aún perdida le sea revelada, ahora y por toda la Eternidad!






                                                                   Capítulo 2


                                                       Los secretos del Gobi (2)


El maravilloso oasis en el Desierto del Gobi, núcleo terrestre de la Fraternidad Universal, está protegido eficazmente contra cualquier penetración extraña. La técnica más moderna, con todos sus recursos, fracasaría lamentablemente si intentara aproximarse a esta verdadera Tierra Santa. Una multitud de espíritus de la naturaleza protegen este territorio, y las condiciones atmosféricas son tales que las más tremendas tormentas impedirían inmediatamente profanar este Corazón del Gobi a quien lo intentara.
Los que desean aproximarse a este corazón del mundo deben aprender de nuevo la Palabra olvidada. Para evitar, a este respecto, toda mistificación presente o futura en usted, queremos informarle sobre esta Palabra olvidada y perdida, en la medida de nuestras posibilidades. Usted comprenderá que sobre este tema se puede filosofar hasta el infinito. Si nos sumergiésemos en la literatura de buena fe que existe sobre esta Palabra olvidada y perdida, podríamos adquirir un conocimiento impresionante. Pero, ¿qué ganaríamos con ello?
La filosofía, en efecto, es la llave de la ciencia, siempre y cuando se es capaz de forjar con esta filosofía una llave que se adapte a la Eterna Puerta Universal y cuando se la puede emplear con éxito. Cuando no ocurre así, la filosofía se convierte en una carga inútil. Por esto está escrito en la Biblia desde hace ya mucho tiempo: Bienaventurados los ignorantes". Qué enorme ventaja tienen, en efecto, aquellos que se acercan a los Misterios Divinos sin prejuicios, abiertos como niños. Con mucha frecuencia su reacción cara a la Escuela Espiritual es sorprendentemente justa.
Conocerá seguramente la frase del antiguo sabio clásico: "El que acumula ciencia, aumenta el sufrimiento", lo que quiere decir que el que no sabe transformar la ciencia en realidad, carga con un peso insoportable. Lo mismo que un hombre que permanece demasiado tiempo contemplando el sol, sin protegerse los ojos, se queda ciego, un hombre que se atiborra inútilmente de filosofía, degenera sensorialmente.
Muchos son los que durante años han considerado a la Escuela de la Rosacruz como un instituto en donde podían enriquecer sus conocimientos filosóficos. Pero la Escuela de la Rosacruz sería muy pobre y peligrosa si sólo fuera esto. Detrás del vestido exterior de la Escuela se encuentra el Cuerpo en el que el alumno que es digno de ello puede aprender a forjar la llave que le permitirá abrir de nuevo la Puerta. Permítasenos evocar aquí el contenido de uno de nuestros rituales:
Estén seguros de que nuestros tesoros, a pesar de ser de un valor infinito, están escondidos tan  sencillamente que las investigaciones de la ciencia  presuntuosa no los pueden descubrir.
Muchos, a pesar de haberla buscado activamente, no han encontrado jamás la escuela interior, el taller en el que se trabaja sobre la base de la única piedra angular. Estos abrumaron a los trabajadores con ultrajes e insinuaciones o les trataron con indiferencia. Se saciaron con el aspecto filosófico de la Escuela y, no pudiendo pasar del Atrio, se apartaron con el agudo y permanente dolor del conocimiento no asimilado.


La llave no se puede robar ni comprar ni preparar filosóficamente. Para pasar del Atrio al Santuario es necesaria una construcción muy distinta. Por ello, en el Ritual que acabamos de citar, se dice al alumno a modo de advertencia:
Así, nuestra construcción, aunque muchos se hayan aproximado a ella, permanecerá siempre serena, impenetrable y escondida al mundo malvado.
Queríamos tratar este punto antes de hablar de la Palabra olvidada y perdida. El que va a comprenderlo como una contribución al esclarecimiento de una filosofía, va a colocarse una nueva rueda de molino al cuello. Pero el que llegue a probar su sentido práctico y sienta el estímulo a la auto‑construcción personal, podrá forjar la llave bajo la luz de un nuevo candelabro interior séptuple. ¡Que este candelabro sea una luz en su camino y una lámpara a sus pies!

En el transcurso de los siglos hubo esoteristas que creyeron que la Palabra olvidada y perdida era un mántram, una fórmula mágica que debía ser pronunciada de cierta forma rítmica por la laringe. Otros, con cierto enfoque filosófico, comprendieron la Palabra única como la palabra liberadora de la vida, como el método, la santa ciencia que nos lleva a la vida universal del Reino Estático; opinión parcialmente exacta.
Sin embargo, usted debe comprender que la Palabra olvidada se eleva por encima del método, por encima de la Biblia, por encima de la conciencia filosófica.
La Palabra olvidada es un estado de ser.
El alumno en el Atrio puede ver que la capa de nubes se entreabren. El puede contemplar la Tierra Santa en la lejanía, tal como se le apareció a los héroes de la fe de quienes habla la Epístola a los Hebreos, pero no puede entrar en ella. Todavía no es capaz de pronunciar la Palabra, en la cual puede dejar desbordar su gran alegría. El impulso de la Palabra se limita a susurrar a su lado, viniendo a él sin cesar como un susurro de la vida que aún debe nacer.
A usted y a nosotros se nos dará la posibilidad de percibir algo de esta vida que llega, porque los Elohim del Gobi, en los últimos días de este período de existencia, quieren hacer que contemplemos el Camino que conduce del Atrio al Santuario bajo una nueva luz revelada.
Es un hecho innegable que en el campo de vida esotérico, las intensas desilusiones se repiten continuamente. Muchos son los que se retiran fatigados y desesperados. Sin embargo, el interés no ha disminuido a pesar de ello. Ocurre aquí como con los mosquitos alrededor de una vela; la luz les atrae y se queman.
Posiblemente usted tenga gran interés por la Rosacruz. Sin embargo, le decimos que la indiferencia surgirá si, en un momento dado, usted se siente marginado o desilusionado.
¿La causa? Habrá tomado la Escuela exterior por la interior. Usted se ve a sí mismo en el Atrio, en harapos. Y como uno siempre se ve reflejado en el otro, aparecen las tensiones, y la explosión no tarda. ¿No reconocen en esto una ley natural?
Imaginemos a cien alumnos en el Atrio que no hacen nada por hacerse aptos para entrar en el Santuario. ¿Qué ocurriría? Sin lugar a dudas se eliminarían mutuamente. El Atrio de la Escuela es saneado constantemente por esta auto‑destrucción, y sólo en escasas ocasiones es necesaria la intervención directa de la Dirección. De este modo se hace sitio para un nuevo grupo que penetrará en el Santuario o se eliminará a sí mismo.
Suponiendo que usted busque ahora el Santuario de forma absolutamente nueva y con un espíritu vaciado de todos sus antiguos móviles y normas, entonces tenemos algo que decirle.


El Santuario se encuentra en el Corazón del Gobi, en algún lugar de Asia Central, en medio de un desértico territorio de estepas. No obstante, no es necesario que usted realice este largo viaje para formar parte de esta Tierra Santa. Esta Tierra Santa de la Siddha puede proyectarse por doquier, e igualmente en su propia existencia. Los hermanos y las hermanas de este sublime territorio están, tal vez momentáneamente, dispersos por el mundo entero. Pero, a pesar de esto, están absolutamente unidos; saben que son habitantes de las Doce Islas, sin la más mínima división.
El hecho de que para encontrar el camino y la verdadera vida se quiera ir hacia el norte o hacia el sur, hacia el este o hacia el oeste, es ya un falso comienzo. Se trata de una vida y de una realidad de vida en la cual la limitación del espacio y del tiempo desaparece por completo. Solamente entonces, cuando recupera esta vida, el alumno puede tomar conciencia de lo que es la omnipresencia. El ha devenido el "yo soy", el "I am present". Está en todas partes, está en cada Santuario y está aquí también, como una voz que clama en el desierto: ¡Enderezad los caminos del Señor!
¿Qué significa enderezar los caminos del Señor? ¿Realizar un trabajo social, político, económico o religioso? No, ¡es enderezar los caminos para "el Dios en usted"!
El Reino de los Cielos está dentro de vosotros. Usted ha oído decir esto al Señor de toda Vida. Todos los grandes de los Misterios han pronunciado esta misma frase. Si allana los caminos al Señor de su propio reino microcósmico, le verá llegar un día del otro lado del Jordán.
Y ahora, ésta es la formidable necedad, el error clásico de muchos: usted quiere allanar el camino para usted mismo, quiere hacer todo lo posible para verse venir a sí mismo desde el otro lado del Jordán, como a alguien que el Espíritu Santo ha iluminado. Es así, tal vez, como usted comprende la noción de "auto‑francmasonería".
Aprenda, no obstante, del santo promotor del evangelio imperecedero. Es necesario que El crezca y que yo disminuya. Yo no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. El que viene detrás de mí me ha precedido.
¿Conoce usted este lenguaje? ¡Naturalmente! La Rosacruz moderna le habla de ello desde hace mucho tiempo. No obstante, es penoso ver y oír hasta qué punto la gramática de esta lengua sagrada es a veces maltratada por los alumnos.
Ahora se le quiere enseñar a pronunciar de nuevo la Palabra olvidada y perdida; ahora se quiere testimoniar de nuevo para usted de la vida que debe nacer; se le quiere enseñar ahora a forjar de nuevo la llave.
Sólo hay un camino que lleva al corazón del Gobi. Advierta que la palabra Gobi significa "núcleo", "corazón del mundo". En este país acampan, según la lengua sagrada, los Hijos del León. Si usted se quiere unir a ellos, deberá pasar primero por el camino de la aniquilación del yo, como Juan el Precursor, y allanar así el camino para el Señor.
¿Cómo debemos recorrer este camino del aniquilamiento del yo? ¡Preste atención!
Usted debe abandonar todos los poderes de su yo natural; debe romper todos los lazos del yo; debe acabar con el dinamismo de su yo; debe reducir todo el núcleo de la conciencia dialéctica a una mínima actividad biológica.
El resultado de este proceso de aniquilación se denomina en la Sabiduría Universal "la infancia". Un niño pequeño no tiene problemas ni pasiones; es un pequeño ser con una actividad puramente biológica. Puede vivir, crecer, tener buena salud y responder a las exigencias de las funciones vitales comunes.


El alumno de la Escuela Espiritual que quiere enderezar los caminos del Señor debe llegar él mismo a ese estado. Debe volverse como un "niño". No debe ver esta infancia en la estupidez del hombre ortodoxo religioso, que permanece en su estado natural en la espera negativa de la beatitud en el más allá, sino que debe aspirar a la "infancia" juanista.
El autor de los Salmos canta acerca de este alumno:
El refuerza los cerrojos de vuestras puertas. El bendice al niño en vosotros. Si el Eterno no edifica la casa, en vano trabajan los que la construyen. Si el Eterno no guarda la ciudad, en vano vigila el que la guarda. En vano os levantáis temprano por la mañana, os acostáis tarde, y coméis el pan del dolor; pues El se lo da a sus amados aunque duerman. Ved, la infancia hereda al Señor, este fruto es la recompensa.
Leemos igualmente en el Nuevo Testamento:
De la boca de los niños habéis hecho brotar la alabanza. Y por haberos vuelto niños, Dios ha enviado a vuestros corazones al Espíritu de Su Hijo.

Formulándolo en el lenguaje de la ciencia gnóstica, se trata de hacer volver gradualmente al yo dialéctico a una función biológica mínima. Entonces se realiza el gran milagro: el Otro se despierta en el sistema microcósmico y este Hijo del Señor toma la dirección de todo el trabajo. Esta otra realidad esencial anima todos los poderes del yo dialéctico vuelto niño y llena todo su antiguo campo de acción. Es el rey recién nacido, el "yo soy", el "I am present". Hace un extranjero del hombre que vive aún en esta tierra, pero un extranjero que ya no está sometido a las tremendas tensiones y sufrimientos del hombre dominado por su yo dialéctico.
Ya que el hombre cuyo yo según la naturaleza está muerto, ¿no es acaso como un niño? Está libre de la esfera reflectora, igual que un niño, por su estado biológico puro, es inaccesible a las fuerzas demoníacas. El es doble, el hombre‑Juan que se retira y el hombre‑Jesús que toma la iniciativa.
Según su estado de recién nacido, se ha vuelto ciudadano de Cristianópolis, ha florecido en el verdadero corazón del mundo y tiene derecho de acceso al Oasis del Gobi. Es el portador de las llaves, y las puertas del infierno no prevalecerán contra él.
Esta es la Palabra perdida y olvidada que puede y debe ser pronunciada, no por usted, sino por el Otro que debe elevarse en usted. Este Otro, el Señor, debe edificar la casa. Los obreros de esta naturaleza trabajan en vano. Si el Señor no guarda la ciudad, en vano vigilará el guardián. Todos los esfuerzos según la naturaleza son vanos. Vano también es que usted se levante pronto, se acueste tarde y coma el pan del dolor. El Señor del recto camino nace como por milagro. Nace del "milagro María", es decir, del cambio fundamental según la naturaleza.
Comprenda este mensaje de la Fraternidad:
La infancia hereda al Señor. Sólo este fruto hereda la recompensa.






                                                                   Capítulo 3


                                                         La Madre de los Vivos


Ahora sabe que nadie puede aproximarse al Corazón de la Fraternidad Universal sin antes conocer la Palabra perdida y olvidada y sin ser capaz de pronunciar esta Palabra. Además, ahora conoce de qué manera el alumno en el Camino puede descubrir nuevamente esta Palabra perdida y olvidada que, como usted sabe, es un estado de ser, una entrada en el Reino Inmutable que no puede ser realizada ni festejada de ninguna forma por el hombre natural. El espíritu, el alma y el cuerpo del hombre que puebla esta tierra son inaptos, tanto estructural como fundamentalmente, para participar en la vida nueva.
Por esto, orientar a este hombre hacia cualquier forma de cultivo del alma o del espíritu no tiene sentido, en primer lugar porque de esta forma jamás podrá participar en la redención, y porque el cultivo de lo que no está comprendido en Dios es precisamente un formidable freno para la liberación. Por esta razón debemos considerar la naturaleza de la liberación de manera completamente distinta y las escrituras sagradas deben ser interpretadas según una concepción completamente diferente. Se debe empezar por comprender que, como hombre dialéctico, primero hay que morir para poder renacer verdaderamente.
En el transcurso de los siglos se ha visto sobradamente que el hombre no entendía esta enseñanza fundamental, a causa de un insuficiente poder de comprensión y con ello el cultivo de la personalidad se colocaba siempre en el primer plano de cada uno de los intentos realizados. Por esto es absolutamente necesario, ante todo, ahondar en el sentido de la noción "hombre" según la ciencia de la transfiguración.
La ciencia de la transfiguración presenta al hombre como un complejo conjunto de fenómenos englobados en un sistema vital, "el microcosmos". En este microcosmos existen fenómenos indeseables, engendrados y mantenidos por el pecado. Pero también existen en este microcosmos posibilidades de desarrollo, manifestadas antaño hasta la perfección, pero que, desde hace eones, se han vuelto latentes y se han concentrado en núcleos.
En esta misma ciencia de la transfiguración se conocen diversas chispas de espíritu activas en un mismo microcosmos. Lo que en nuestra enseñanza se designa como "hombre dialéctico" es el resultado debido a una de estas chispas de espíritu.
Ahora, todo este ser de la dialéctica, en todas sus múltiples formas de expresión, con sus motivaciones y sus frutos, debe morir, debe perecer para que el hombre verdadero pueda manifestarse nuevamente. La Enseñanza Universal da a este proceso el nombre de "renacimiento", "transmutación", y a veces también de "Bodas Alquímicas".
El método seguido en este proceso mágico o alquímico tiene por resultado el conocimiento y el dominio de la Palabra olvidada y perdida.


Supongamos ahora que usted ha encontrado la llave y que está preparado para esta muerte fundamental; entonces sabe que esta muerte representa el retorno de todo el ser dialéctico a un mínimo de actividad biológica, hasta el estado de infancia descrito en la primera Epístola de Juan, capítulo 3. Solamente cuando de esta manera haya alcanzado este estado, tendrá sentido hablarle más ampliamente sobre la Fraternidad de la Siddha, sobre los habitantes del Corazón del Gobi.
¿Cómo penetrar hasta este Corazón? El alumno debe plantearse esta pregunta continuamente, y cuando es como una plegaria, siempre habrá una respuesta en concordancia absoluta con el estado de ser del alumno en cuestión.
Como es lógico, en principio sólo hay una respuesta a dicha pregunta, pero esta respuesta contiene numerosos aspectos y rayos, al igual que la luz solar se compone de un torbellino de rayos. Estas respuestas son una sucesión de rayos que tocan al alumno a lo largo del Camino. Estos rayos forman para él una escalera luminosa hacia el único objetivo.
La práctica de la vida ha demostrado ya muchas veces que es perfectamente inútil importunar a un buscador con rayos de la Luz Universal, si éste aún no se encuentra ennoblecido para recibirlos y asimilarlos. No los reconocería ni tampoco podría responder a ellos, por la simple razón de que en la constelación de su campo de respiración aún no se ha formado una concentración pura de éteres.
Siendo el Camino una marcha eterna, es indudable que hay una diversidad de radiaciones eternas, de belleza cada vez mayor, de un esplendor lleno de gracia, de una luz cada vez más intensa y de una fuerza cada vez más dinámica y poderosa.
En este sentido debemos comprender la intervención de la Fraternidad Mundial actual. Ella emite para nosotros, en nuestra época, una radiación que se adapta a nuestro estado, tanto en el plano humano individual como en el de la humanidad en general. Y así la pregunta: "¿Cómo debe penetrar el alumno hasta el Corazón del Gobi?", toma un carácter nuevo y urgente.
No es posible recibir una respuesta a esta pregunta consultando antiguos pergaminos, ni tampoco se puede repetir, sin comprender, lo que dijeron los antiguos sobre el tema. Debemos escuchar y comprender los latidos del corazón del "presente". Si usted puede hacerlo, la respuesta llegará a usted como una luminosa novedad y experimentará y comprenderá, al mismo tiempo, lo que los antiguos querían decir realmente.

Ahora ha oído hablar mucho del Desierto del Gobi, de un núcleo universal de la Fraternidad Mundial situado en Asia Central. Geográficamente hay allí, en efecto, un formidable foco universal, un punto de contacto del Reino Inmutable: la verdadera tierra santa de los Hijos de la Voluntad y del Yoga.        No obstante, por lo que a nosotros respecta, usted puede olvidar todo esto e incluso negarlo. Escuche la llamada de la Fraternidad que proviene de una voz y de un foco situado muy cerca de usted, y déjese penetrar por la noción de que, para responder a esta llamada, tiene que recorrer personalmente un camino a través del desierto.
Su vida según la naturaleza ‑tanto en lo que respecta al espíritu, al alma o al cuerpo‑ es un árido desierto en el que está y vive. Sabemos muy bien que muchos lo negarán a toda costa, y es posible que usted tampoco opine igual que nosotros. Tal vez el curso de su existencia no le parezca una marcha por el desierto y no encuentre en absoluto árido y estéril su estado vital dialéctico. Por esto negará, quizás violentamente, el hecho de vivir en dicho aislamiento mortal. Esto es posible, ya que a muchos la vida les parece vibrante y chispeante de belleza. Piense, por ejemplo, en los numerosos artistas de esta naturaleza que han expresado esta idea de muchas maneras.


Por ello, el conocimiento de que esta vida terrena es un desierto es un descubrimiento, un grandioso descubrimiento de sí mismo, y es al mismo tiempo una gracia inestimable. Podría ser comparado incluso con el nacimiento de una comprensión nueva de la vida. Las sagradas escrituras también lo representan como un nacimiento, pero un nacimiento que se sitúa aún enteramente en el plano horizontal de la dialéctica. Es el nacimiento de Juan el Precursor, el hombre que predica en el desierto.
Tal como leemos en los Evangelios acerca de Juan Bautista, el alumno constructor también debe renacer como hombre del desierto. ¡La venda debe caer de sus ojos para que vea el mundo tal como es! Este alumno ya no dice: "Yo vivo", "Yo soy", pues sabe que no es un ser viviente, sino un moribundo. La realidad más cierta de este campo de existencia es la muerte, y la vida es una quimera.
Usted sabe que todas las entidades que se manifiestan en un campo de existencia cualquiera, denominan a su campo de existencia Madre del Mundo. El simbolismo y los mitos dan testimonio de ello.
Ahora bien, el alumno que ha alcanzado la fase del desierto puede designar a la madre del mundo de la naturaleza ordinaria bajo el nombre de "Madre de los Muertos". En el conocimiento juanista, la existencia de esta naturaleza es una existencia de muerte. Es un morir en común y no un vivir en común. Como un ser de la muerte no tiene ninguna posibilidad real de vida, se comprenderá que la Biblia denomine esta situación con el nombre de "esterilidad"; así se nos habla de Elisabet, la estéril, la madre de Juan.
Si usted llega al descubrimiento de ser estéril, esto significa que se habrá vuelto consciente del desierto, de la soledad y de la muerte que penetran esta vida dialéctica; consciente de la actividad del soplo de vida de la naturaleza de la muerte. El fenómeno dialéctico de la muerte nace de la colaboración de este soplo de vida con la Madre de la Muerte, de la interacción de los éteres planetarios con este campo de existencia.
Cuando usted llega a este descubrimiento, está en medio del desierto del Gobi, en la orilla del Oasis misterioso de la Fraternidad Universal. A partir del momento en que usted haya llegado a este estado de conciencia, habrá dado el primer paso, y el más importante, para enderezar el Camino del Señor en usted. En esta fase se produce la unión con la Madre de los Vivos.
Es muy importante para usted saber quién es y qué es la Madre de los Vivos. Ella es el centro de la nueva intervención de Dios, la cual llamamos en nuestra filosofía: "el Nuevo Campo de Vida". Es un campo de vida en el que aparece otro Adán, en el que un nuevo Adán resplandece de pie ante Dios, en otro campo de desarrollo.
El campo de desarrollo de los nuevos éteres es la Madre de los Vivos. Esta Madre es llamada María, porque la unión con ella es obtenida sólo después de un completo cambio, después de desprenderse de la ilusión de la naturaleza terrestre y de encontrarse a sí mismo en el desierto de la naturaleza de la muerte.
Imagínese por un momento que un alumno se ha elevado de la "esterilidad" hasta la realidad de este campo de existencia. Este alumno aniquilará todo lo que es fruto de la Madre de los Muertos, estructural y fundamentalmente, según el espíritu, el alma y el cuerpo. Es decir, dará a la muerte lo que es de la muerte. Con otras palabras, se liquidará a sí mismo a causa de su estado impío y de su manifestación no deseada por Dios en este campo de existencia.
Llamamos su atención, insistiendo sobre el hecho de que esta liquidación no es un suicidio en el sentido ordinario de la palabra, sino una neutralización de todo lo antidivino en el microcosmos. Para quienes no han emprendido aún este viaje en el desierto, esto suena como la abolición de toda la existencia, la abolición de todo el ser, y para tal persona esta neutralización es de hecho un suicidio. Por esta razón, muchos son los que no han querido admitir tan "horrorosa" enseñanza.


Pero quien ha alcanzado la fase del desierto, comprende perfectamente de qué se trata, sabe sin lugar a dudas que en el microcosmos existe otro centro de existencia, otro núcleo de conciencia que debe ser llamado a la vida. Sabe también que este "Otro" puede vivir realmente solamente cuando la existencia de su personalidad toca a su fin. Tal ser comprende lo que dice Juan Bautista: El que viene tras de mí es más poderoso que yo. El que viene tras de mí me ha precedido. Este peregrino en el desierto sabe que el holocausto de sí mismo no es un sacrificio en el sentido común de la palabra, sino la liberación de la vida verdadera.
Cuando el alumno está en este proceso, un poder diferente aparece en el microcosmos al exterior de la forma dialéctica. El centro de la conciencia original se libera. El despertar se ha vuelto un hecho gracias a este cambio.
En el microcosmos se van a manifestar nuevas fuerzas que, al principio, van a utilizar la personalidad entregada del hombre‑Juan. Este alumno es capaz de expresar entonces la Palabra olvidada y perdida; se sabe admitido en una sustancia de vida completamente nueva. En este nuevo campo de vida se despierta el hombre nuevo. El hombre verdadero se eleva bajo la caricia y la radiación de amor de la Madre de los Vivos.
Usted debe comprender claramente, para terminar, que el nuevo campo de vida no es un concepto filosófico, sino una realidad absolutamente actual, al exterior de nuestro campo de existencia natural y al exterior del reino de los muertos. Por esto se nos ofrece "aquí" el nuevo campo de vida de forma concreta y tangible, y la Fraternidad Universal aparece aquí abajo para acercarse a nosotros, a condición de que nos hayamos vuelto Juanistas. En este campo de la muerte degradado hay un contacto organizado y concreto a través del nuevo campo de vida. Por ello le hablamos de la Fraternidad del Gobi.
"La Madre de los Vivos" es una apelación que no es mística ni simbólica, sino que es la verdadera Madre Santa que le quiere acoger en su radiación de amor, si comprende que cuando decimos "usted" nos referimos a su microcosmos, y si, en su apariencia mortal, quiere emprender el peregrinaje a través del desierto.
Para que podamos encontrarnos en el desierto, en nuestro peregrinaje hacia la Madre de todos nosotros, la Madre de los Vivos, pidamos unos para otros:

Contigo, oh portadora de la Santa Fuerza de Vida,
escapamos del peligro.
Contigo entramos en la vida liberadora.
Contigo alcanzamos el objetivo
de nuestro nuevo día de manifestación.
Contigo navegamos a través
de la nueva corriente de la vida.
Contigo penetramos en la luz eterna.

En tu luz de amor radiante
descubrimos nuestra culpa.
En ti descubrimos el peso de nuestros pecados.
En ti se desvela el gran secreto
de nuestra marcha en el desierto.
En tu santidad se oscurece nuestra corrupción

Por ti descubrimos a nuestro ser superior.
Por ti tomamos conciencia de nuestro ascenso.
Por ti somos empujados a actos liberadores.
Por ti clama en nosotros el soplo de vida divino


en cada latido de nuestro corazón.

Oh Rosa que floreces en mi cruz,
absorbe la Luz de Dios
y transfórmala en redentora
en este sombrío valle de lágrimas.

Sólo entonces diremos como los Hermanos Mayores:
¡Jesús, el nuevo Hijo de Dios, es todo para mí!






                                                                   Capítulo 4


                                                  Los siete pasajes de Shambhala


En medio del inmenso y árido desierto del Gobi se encuentra el misterioso oasis. Esa Tierra Santa, que ningún pie no iniciado ha pisado jamás, es llamada "Shambhala", es decir, "la Ciudad de los Dioses".
Shambhala es el núcleo del campo de actividad de la Fraternidad Universal en sus esfuerzos por este orden natural dialéctico. Shambhala es el campo de fuerza de los ayudantes divinos. Este campo de fuerza no puede ser explicado por esta naturaleza en ningún aspecto y no mantiene contacto alguno ni con la esfera material ni con la esfera reflectora, aunque esté presente en la naturaleza terrestre para ayudarnos.
La actividad de Shambhala puede ser comparada a la de un transformador. La sustancia de vida universal y la intervención universal del Logos son transformadas en Shambhala ‑la Ciudad de los Dioses‑ en una tensión que puede ser soportada por el mundo y la humanidad. Shambhala es así un punto de contacto desde donde emanan influencias, vibraciones y radiaciones que se extienden sobre todo el mundo en una radiación horizontal. Shambhala es el contacto inmanente de una realidad trascendente.
De esta Ciudad de los Dioses emanan también hacia la humanidad perdida los Mensajeros de buena fe, quienes, con una gran diversidad de nombres, realizan su trabajo donde quiera que sea requerido. Shambhala es la Puerta de la Vida Original, la única Puerta hacia la liberación. Es la llave de la resplandeciente vida nueva.
Puede resultar extraño para muchos oír que existe un punto geográfico en esta tierra como base de la intervención universal. No obstante, ¿es menos extraño acaso esperar la salvación de la esfera reflectora, que es la morada de los muertos, de los que han perdido gran parte de sus vehículos y que por esta razón tienen que encarnarse forzosamente para remediar esta degradación? ¿No es más extraño, para salvaguardar su alma, unirse a una institución religiosa que se distingue solamente de la dialéctica y de lo terrestre en que sus representantes hablan un lenguaje que no corresponde en absoluto con su propia realidad? ¿No es más extraño y menos lógico imaginarse y oír hablar de un Dios que vive y reina en lo irreal?
Resulta muy extraño que entre los sensibles a lo metafísico y a lo espiritual no existan más hombres que hayan llegado al descubrimiento de que se encuentran perdidos en las más increíbles mistificaciones.
Se puede constatar, sin exageración alguna, que toda la vida metafísica y espiritual se ha atascado bajo el dominio de la esfera reflectora. Todos y cada uno interrogan a los muertos, dependen de ellos y son inspirados por ellos. La consecuencia es una estado enfermizo generalizado y una rápida caída; una caída de cabeza en el abismo de la mentira, de la calumnia y de la traición; una desaparición de todos los frenos morales y un aumento vertiginoso de las enfermedades de la sangre y de los nervios. Todo esto es el resultado del recorrido de una humanidad que se aleja del camino, de la verdad y de la vida.


Si usted encamina sus pasos hacia el foco de los misterios universales, entonces no se desarrolla ningún delirio de palabras o de escritos, ni ningún control por parte de una entidad desencarnada, con el implícito robo de fluido nervioso, sino que usted vive y existe de esta fuerza.
Pablo hace notar con razón, en su primera Epístola a los Corintios, que El Reino de los Cielos no consiste en palabras, sino en fuerza.
¡Esta es la característica de Shambhala! Cuando el alumno de la Escuela Espiritual moderna se aproxima a este corazón del mundo, su debilidad es recubierta con fuerza, una fuerza que se convierte para él en una realidad esencial que no le abandona ni un segundo. Esta misma fuerza es la que lleva, empuja y realiza el trabajo de mantenimiento en graduaciones y potenciales diferentes. Todos los que viven en esta fuerza se han vuelto "poseedores de poder", en concordancia con su estado de ser.
Toda la lengua sagrada, que ha sido conservada en leyendas, mitos, cartas y relatos, da testimonio de ello. Ella habla también de Shambhala y de los impulsos divinos que parten de allí en momentos determinados en forma de Mensajeros. Los santos habitantes de Shambhala son llamados los Hijos de la Voluntad y del Yoga, la Fraternidad de Shambhala, de la Siddha, de Melquisedek, o también los Elohim.            Cuando, después de una revolución cósmica, el campo de vida dialéctico ha sido vaciado y todo el campo de existencia de las mónadas caídas se ha vuelto una masa sin forma, vemos que se desarrollan los siguientes procesos y situaciones.
En el período anterior muchas entidades ya han regresado a Shambhala y han atravesado las puertas de la redención. Todas las entidades restantes, salvo algunas excepciones, están concentradas en la esfera reflectora, desprovistas de su estado vehicular, para esperar allí un nuevo día de manifestación. La Fraternidad de Shambhala, la Fraternidad de los Elohim, dirige todo el proceso de devenir, dando así a la humanidad una nueva posibilidad de desarrollo.
El comienzo de este proceso es descrito en el texto original de la Biblia cuando se dice: Al comienzo, los Elohim crearon los cielos y la tierra, es decir, que la Fraternidad de Shambhala prepara una vez más la morada de las mónadas caídas. La tierra se había vuelto un caos y estaba vacía, y los Elohim se cernían sobre las aguas.
Cuando el hombre caído y aún no salvado recibe esta nueva posibilidad de vida y al mismo tiempo puede empezar de nuevo el camino que conduce al Reino Inmutable, entonces se abre para él lo que se llama "los Siete Pasajes de Shambhala". En el prólogo del Génesis, estos siete pasajes son simbolizados por los "siete días de la creación".
El primer pasaje hacia Shambhala ‑la Ciudad de los Dioses‑ es el pasaje de la luz. Para el hombre o para el alumno se hará Luz verdaderamente pura y serena. Luz infalible que es para él una verdadera lámpara a sus pies. La luz terrestre está siempre mezclada con oscuridad, igual que el bien dialéctico está siempre mezclado con el mal. Pero ahora, la luz es netamente separada de la oscuridad y así se abre el primer pasaje hacia Shambhala: Y los Elohim vieron que estaba bien. ¡El primer día!
El segundo pasaje hacia Shambhala es llamado "el firmamento". Es el firmamento de un campo de vida constituido de sustancia vital pura. Este segundo pasaje provee al alumno no solamente de luz, sino también de fuerza para avanzar. Y los Elohim vieron que estaba bien. ¡El segundo día!
El tercer pasaje hacia Shambhala es llamado "el devenir de la tierra". Con la sustancia atmosférica de los éteres originales corresponde además una esfera de vida material y química armoniosa. De esta manera, el alumno no sólo tiene una luz en el camino y una fuerza para avanzar, sino que también tiene el Camino mismo. Este es el tercer pasaje hacia Shambhala. Y los Elohim vieron que estaba bien. ¡El tercer día!


El cuarto pasaje hacia Shambhala es la síntesis de los tres precedentes, ya que sólo hay un camino, y este sendero único está dividido en varios sectores. Primero está la luz, en segundo lugar la fuerza, en tercer lugar está el camino mismo, el cual puede ser recorrido en la verdadera luz y en la verdadera fuerza. Así es comprensible que el cuarto día debe mostrar una repartición lógica y científica, una relación armoniosa, un equilibrio divino entre la luz, la fuerza y la realidad. Sola, la luz puede abatir y cegar al hombre. Sola, la fuerza puede dejarle como clavado y paralizado. Sin coordinación entre la luz y la fuerza, él avanzaría por el camino cometiendo los más graves errores. Por eso, en el cuarto día todo lo adquirido es coordinado, ordenado y preparado para un justo empleo. Y los Elohim vieron que estaba bien. ¡El cuarto día!
Ahora comprenderá que en el quinto pasaje hacia el corazón del mundo se demostrará el resultado. En el quinto día del Génesis fueron creados los peces y las aves. El alumno en el quinto pasaje hacia Shambhala hace el mismo trabajo.
La creación de los peces, o llevar el símbolo de los peces, o echar la red en la profundidad de las aguas, es realizar la aniquilación del yo, el holocausto total de sí mismo según la naturaleza, en la luz, en la fuerza y en el camino hacia Shambhala en una certeza absoluta y científica, y, por consiguiente, concluir el camino como a vuelo de pájaro, como un águila. Y los Elohim vieron que estaba bien. ¡El quinto día!
Y los Elohim dijeron: Hagamos hombres a nuestra imagen y semejanza. En el lugar en el que el alumno va a concluir su camino como a vuelo de pájaro en el signo de los peces, allí comienza el sexto día, ya que ahí se vuelve de nuevo verdaderamente hombre según la imagen y la naturaleza de los Elohim. Entonces llega a casa, al Reino Inmutable. Los Elohim ven todo lo que han hecho posible y el sexto pasaje hacia la Ciudad de los Dioses es acabado. Y así llegamos al séptimo día, el día del reposo divino, el día del trabajo realizado. ¡la radiante realidad!
Así, la historia de la creación nos muestra los siete pasajes hacia la única Vida en el corazón del Gobi. Quien tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las comunidades.

Y ahora viene el segundo capítulo de esta historia y también el segundo capítulo de la Biblia. Las mónadas caídas, llamadas a una nueva posibilidad, encontrándose en el Camino, en los siete pasajes hacia Shambhala, vuelven a caer en la contranaturaleza, van de nuevo hacia abajo en un comportamiento forzado, especulativo y experimental, tal como ha ocurrido con tanta frecuencia.
La consecuencia es que los siete pasajes hacia Shambhala, en tanto que posibilidades naturales inherentes a Shambhala, son cerrados. Al comienzo, inmediatamente después de la catástrofe, muchos misterios poseen aún sus llaves. Pero también estos misterios se subdividen y se enfrían en la corrupción que vuelve, hasta ser la exclusividad de algunos escasos núcleos que se esfuman progresivamente, distanciándose cada vez más de la vida ardiente de la masa para evitar una cristalización final.
Pero los Elohim no abandonan a la humanidad. No se apartan de la obra de sus manos. Llamadas e impulsos poderosos parten periódicamente hacia la humanidad como toques de trompeta. Estos impulsos son constantemente renovados a medida que los anteriores se oscurecen y se hunden en la dialéctica.


Todas estas llamadas traen el mismo mensaje a la humanidad: Los siete pasajes hacia Shambhala existen aún y pueden abrirse para todo aquél que lo desee realmente. Para todos los que se encuentran en la contranaturaleza son como los siete sellos del libro cerrado, los cuales serán abiertos, uno tras otro, para todos los que quieran volver a encontrar el único camino.
Para que esto ocurra es necesaria una nueva creación y una transfiguración total, un renacimiento, una readaptación al séptuple Camino Original. Es necesario reaccionar desde nuestro interior de forma positiva y consciente a las palabras de Jesús: ¡Sed mis imitadores!
Esta imitación a Jesús impone el total aniquilamiento dialéctico en el círculo de su existencia. Esta auto‑destrucción es presentada como un camino de cruz, y, concordando con los siete pasajes de Shambhala, este camino de cruz tiene también siete fases. Este séptuple camino de cruz conduce a una séptuple regeneración según la naturaleza y el espíritu.
Cuando el alumno ha comenzado la destrucción de la dialéctica en su círculo existencial, descubre que, en sus esfuerzos, recibe una ayuda inesperada de la dialéctica. Cuando el alumno se aparta de la vida ordinaria y se eleva por encima de ella, la naturaleza ordinaria se vuelve espontáneamente su enemiga.
A partir del momento en que usted no quiera asociarse a esta forma de vida natural, esta vida le rechaza, y, ayudado por esta hostilidad, es clavado a la cruz de la liberación. Y así puede comprobar que también aquí todo actúa para el bien de quien regresa a la verdadera vida.
El enemigo quiere castigarle por mantenerse al margen, pero esta punición es para usted una gracia y el alumno que discierne esto, dice: Padre, ¡perdónales porque no saben lo que hacen! Desde ese momento, el camino de cruz se ha vuelto un hecho real y alrededor del candidato se hace la luz. Tal luz es experimentada como una intensa oscuridad por los que no la comprenden. El primer día del camino de cruz ha pasado, y los Elohim vieron que estaba bien.
De pie ante la luz con los brazos abiertos, oímos al candidato decir: Mujer, éste es tu hijo. Se trata de una llamada a la Madre del Mundo de Shambhala, la guardiana del firmamento. Tú, santa y universal Nodriza de todos los hijos de Dios, ¡mira a tu hijo que por sus esfuerzos se acerca a los siete pasajes de Shambhala!
La vibración y la amplitud de esta llamada para pedir fuerza aumenta progresivamente. La Palabra olvidada y perdida desde hace tanto tiempo es expresada nuevamente. Y los Elohim vieron que estaba bien. El segundo día del camino de cruz ha pasado.
Comprenderán que cuando esta Palabra es expresada, la respuesta viene. Por eso resuena jubilosamente: ¡Hijo, ésta es tu Madre! La santa nodriza de la vida aparece y abre el camino al peregrino. Ha pasado el tercer día en el camino que conduce a Shambhala.
La Madre del Mundo habla en el torbellino de los nuevos éteres y en la dulce y delicada música del sendero de fuerza por el que camina el peregrino. En verdad te digo, tú estarás hoy conmigo en el Paraíso. Es la respuesta del cuarto día. Y los Elohim vieron que estaba bien.
Y así usted comprenderá la clave vibratoria del quinto día, una vibración que puede ser traducida por esta palabra única: ¡Sed... tengo sed! En el camino hacia Shambhala, la aspiración hacia el objetivo, hacia el cumplimiento, se va haciendo cada vez más fuerte, y por ello el dinamismo por alcanzar el objetivo se vuelve cada vez más intenso y la tensión cada vez mayor: Y los Elohim vieron que estaba bien. ¡El quinto día!
El cumplimiento está cerca. El alumno ha llegado al sexto círculo séptuple. Se convierte nuevamente en el hombre de forma y esplendor originales. Ve a los Elohim cara a cara y su ser está lleno de un mudo agradecimiento que lo llena todo y que se expresa finalmente en esta única plegaria que lo engloba todo: Eloï, Eloï, lama sabachthani, Elohim, Elohim, cómo me habéis exaltado. Es el sexto día lleno de una efervescente alegría. Y los Elohim vieron que estaba bien.


Así aparece la eternidad misma; la gran obra de la cruz ha sido terminada. Y todos testimonian de la calma eterna en el Corazón de Shambhala, la calma eterna del séptimo día: Consummatum est  - Todo está cumplido. El peregrino ha llegado a las amplias claridades de la Isla de Isis. Y los Elohim ven que esto está bien.






                                                                   Capítulo 5


                                                                La Isla de Isis


El alumno que ha atravesado los siete pasajes de Shambhala, tras haber combatido a través de los siete días de la transfiguración, llega al corazón del Gobi, el foco central de la Fraternidad Universal, donde es recibido como el hijo pródigo que vuelve a la morada de su padre. Estos territorios santos, situados en medio de la soledad de las inmensas estepas de arena, es llamada también la Isla de Isis, y consideramos una gracia y un privilegio poder hablarle algo sobre este lugar bendito.
Para poder comprender perfectamente las condiciones y propiedades de Isis, tenemos que regresar a la aurora de la manifestación humana, cuando todo era aún perfecto y la humanidad entera vivía aún en el Aliento del Altísimo. En esa época, la creación entera expresaba íntegramente la voluntad divina y todo lo manifestado estaba como "en la mano de Dios".
La situación cosmológica era tal, que el séptuple planeta terrestre reaccionaba entera y absolutamente a las influencias del campo espiritual magnético que rodeaba a la tierra santa. Entre estos campos planetarios o campos de vida y el campo magnético espiritual, se manifestaba, en toda su belleza, el campo de radiación del planeta terrestre, en el que todas las concentraciones de fuerzas, extraídas del centro de la Tierra por el campo espiritual magnético, brillaban como estrellas. Este maravilloso sistema de naturaleza triple: campo espiritual, campo vital y campo de radiación, era una joya en el espacio universal, un sonido armonioso en la sinfonía del Universo.
Pero como usted sabe, esta armonía fue destruida y el séptuple planeta sufrió un profundo oscurecimiento por el pecado de sus hijos. Millones de entidades humanas se desarrollaron a lo largo de una línea degenerativa. Estas entidades fueron agrupadas en una parte del planeta y avanzaron hacia un futuro mísero de sufrimiento, sangre y lágrimas, donde deberían comer el pan "con el sudor de su frente".
No obstante, una parte de las mónadas no cayó, permaneciendo en "correcto" contacto con la fuente eterna de la luz. Esta parte de las mónadas fue llamada "el Último Vestigio". Este Último Vestigio vive ahora en la Isla de Isis, lo que quiere decir que un cierto número de entidades se agrupó, formando la Orden de Melquisedek, la Fraternidad de Shambhala, la cual ha conservado una parte del maravilloso planeta terrestre original en su perfección de antaño. Esta parte de la Tierra puede ser llamada con pleno derecho "la Tierra Santa". Pero es un país muy pequeño, un oasis en medio del desierto, una isla en medio de un océano de instintos demoníacos.


En la naturaleza dialéctica, la oscuridad hace valer a la luz en el cambio del día y la noche y el mal al bien, sin que nunca uno se libere del otro. Frente a esto existe la Isla de Isis, el Último Vestigio del cosmos terrestre original, el cual también se manifiesta en todo el mundo. Isis es la Luz Divina que irradia ininterrumpidamente en este mundo sombrío, sobre lo bueno y lo malo de esta naturaleza. Isis es la personificación del santo planeta Tierra, Isis es la verdadera madre del mundo. Todo el que viene de ella, todo el que regresa a ella, es verdaderamente un hijo de la luz.
Usted puede concebir que la Fraternidad Universal no viene hacia nosotros con abstracciones, con una metafísica vaporosa y sin fundamento, o especulando sobre la esfera reflectora u otro mundo lejano, sino que se hace valer como realidad aquí, en la esfera química del mundo material. El orden del mundo original existe, se ha conservado intacto para nosotros, y podemos tomar parte en él, siempre y cuando queramos regresar a su justicia.
Así llegamos a la conclusión de que Isis es la naturaleza original que ha sido conservada para nosotros. No es la naturaleza que nos da el pan después de haberlo arrancado de su suelo con duro trabajo, sino la naturaleza de la vida original, la naturaleza que es de Dios. Esta naturaleza se manifiesta como el Último Vestigio en el corazón del Gobi, en la Isla de Isis. Y repetimos que, para tomar parte en esa existencia esencial, no necesitamos viajar hasta el Gobi. En tanto que alumnos de la verdadera enseñanza espiritual nos basta con atravesar, por la Transfiguración, los siete pasajes secretos de Shambhala y así ser admitidos en el Corpus Christi. Al igual que una entidad divina tiene conciencia de su omnipresencia, también un peregrino, inflamado de nuevo en Dios, penetra en la Isla de Isis por la conciencia de su omnipresencia.
Y ahora queremos hablarle de esta entrada, de la conciencia omnipresente y de los poderes del hombre nuevo.
Le hemos informado abundantemente sobre el camino; le hemos hablado de la verdad como mejor pudimos. Ahora quisiéramos informarle sobre la vida en la Fraternidad. Probablemente esta vida le atraerá más que todo lo anterior, siempre y cuando tenga ojos para ver y oídos para oír.
En el campo vital de la Fraternidad ‑que por lo tanto se encuentra aquí‑ existe una perfecta armonía entre el campo espiritual magnético y el campo vital químico elemental, de lo que resulta un campo de radiación que sirve de mediador entre los dos campos citados.
Usted comprenderá que todos los que viven en Shambhala y son de Shambhala también realizan esto microcósmicamente. Su campo espiritual es semejante a su campo personal, y su campo de acción radiante es el resultado de ello. La antigua sabiduría llama a esta triple coherencia divina "el agente mágico", y la entidad que puede disponer de este agente mágico, dispone literalmente de plenos poderes en el cielo y en la tierra. Dicha entidad vive y está en el seno de Isis. Este iniciado ‑si se nos permite usar esta antigua apelación‑ dispone en su agente mágico de doce fuerzas.
Estas doce fuerzas se encuentran en su campo de radiación. Son los cuatro éteres sagrados, la fuerza astral sagrada y la fuerza mental sagrada, cada uno de ellos provisto de sus polos positivo y negativo, con sus radiaciones centrífugas y centrípetas. Estas doce fuerzas forman una luz intensa y radiante, y son designadas bajo el nombre de "cielo" o "Cristo".
El iniciado que sabe manejar estas doce fuerzas, con las que está unido microcósmicamente, encuentra literalmente a Cristo en las nubes de su cielo microcósmico.
Los cuatro u ocho éteres forman los materiales de construcción universales, las dos fuerzas astrales forman el poder dinámico, con cuya ayuda pueden manejar los materiales de construcción, y las dos fuerzas mentales construyen el plan del maestro de obras de acuerdo con el Arquitecto Supremo.
Cuando la Biblia habla sobre "el cielo" o "entrar en el cielo" se refiere al verdadero bienaventurado que dispone de este agente mágico, de las verdaderas fuerzas divinas. "Entrar en ese cielo" es algo completamente diferente a entrar en una esfera reflectora, tras el abandono del cuerpo material.


Horus es engendrado por la unión de Osiris e Isis; el niño Jesús es concebido por la unión del Espíritu Santo y María, y tanto Horus como Jesús son denominaciones místicas del Hijo de la Luz, quien recibe plenos poderes sobre las doce fuerzas de su campo de radiación gracias a la armonía establecida entre el campo espiritual magnético y el campo vital. Por esto es lógico que el Señor de toda Vida tenga igualmente doce discípulos, doce fieles a su alrededor. Con estos doce, alrededor del Uno, Dios se manifiesta en la carne, al margen de todo pecado; ha nacido Jesucristo y nos dice: "Sed mis imitadores".
Si una entidad emplea erróneamente estas doce fuerzas de su campo de radiación, es decir, sin armonía con la voluntad divina, las fuerzas de su cielo se apagan y su personalidad se corrompe por su separación del campo magnético espiritual.
Las doce fuerzas en el cielo microcósmico están simbolizadas frecuentemente por el agua o el agua viva. Una entidad que emplea estas fuerzas de forma errónea, especulativa y experimental, desencadena una catástrofe. La Biblia y otros libros sagrados describen simbólicamente estas catástrofes. Recuerde los días de Noé, cuando llovió durante cuarenta días y cuarenta noches y todo pereció bajo las aguas.
Por otra parte, estas doce fuerzas son diferenciadas simbólicamente bajo la denominación de agua y de fuego. El agua designa especialmente las fuerzas etéricas y el fuego las fuerzas astrales. Si su tierra se consume por el fuego, son sus deseos los que le convierten en víctima. Si la catástrofe se manifiesta por el agua, usted ha pecado con relación a la manifestación de la forma de las cosas.
Regresar a la Isla de Isis significa que el candidato recibe de nuevo poder sobre estas doce fuerzas por ser un resucitado en Jesucristo. En la Madre de la Gracia, el alumno ha regresado a la raíz de la naturaleza, y ésta revela de nuevo a su hijo los tesoros originales de la vida. Tal vez podemos hacernos una débil idea de este espíritu de luz en sus maravillosos poderes radiantes. Si podemos imaginarlo, entonces podremos comprender que la realización de este agente mágico es algo muy distinto a lo que nos presentan las costumbres metafísicas y esotéricas de nuestros días.
No obstante, estas simples y sobrias aproximaciones a la verdadera vida no bastan para ayudarnos en nuestro estado caído. Existe un camino entre nosotros y la verdadera vida en el Gobi. Existe una verdad que irradia de esa realidad vital, pero actualmente la vida misma de esta Fraternidad consagrada a Dios viene hacia nosotros. La Radiación Crística del campo de radiación original viene hacia ustedes como una emanación salvadora en la persona de Jesús y sus servidores. El cielo ‑en el sentido que le hemos dado ahora‑ se inclina hacia la tierra y hacia la humanidad para motivarla a entrar en la Isla de Isis, siempre que lo deseemos. La Fraternidad de Shambhala viene hacia nosotros en la corporeidad de sus Mensajeros. Cuando vienen hacia nosotros, su venida es anunciada y se dice de ellos que "se unen a nosotros, pero libres de pecado". Esta característica es suficiente para los que pueden comprender en el espíritu. Y cuando vienen hacia nosotros, nacen en un establo, en un gran caos, en un desorden fundamental. Y así intentan alcanzarnos estando en el mismo plano horizontal que nosotros. Y cuando reaccionamos con una búsqueda espontánea, es llamado el primer discípulo, lo que quiere decir que algo del primer poder divino es ofrecido al hombre bajo la forma de pan celeste. Y así sucede, paso a paso, hasta que las doce fuerzas hayan dado algo de su poder original, con un amor infinito por sus hermanos y hermanas caídos.
Simbólicamente se representa que uno de los doce debe traicionar a la sustancia original dodécuple y a su divino Mensajero, lo que quiere decir que se demuestra claramente a cada alumno que es absolutamente imposible convertir en realidad dialéctica la más mínima parte de los doce panes y de los doce peces. Las doce fuerzas no pueden establecerse definitivamente en el tiempo. Por esto el traidor es vencido y recibe su parte.


¿Qué ocurrirá ahora? El Señor de toda Vida viene hacia nosotros y nos revela el Camino, después de que las doce fuerzas han sido irradiadas. Este camino es la cruz. El recorre este camino y resucita en Shambhala. Las doce fuerzas permanecen atrás como testigos, para aportar el evangelio de la liberación a todas las criaturas.
Cuando un ser humano es tocado y llamado por uno de los doce rayos, entonces es conducido a la cruz y se le muestra cómo debe recorrer este camino de cruz, de Transfiguración. En la intersección de los dos caminos, perfectamente en el corazón, en ese punto crucial, el alumno debe irrumpir, debe abrirse paso de lo horizontal a lo vertical, alejándose así de esta naturaleza. En este corazón está Isis, la Madre de todos nosotros, la Madre de la Vida, la Rosa. Allí la Cruz se convierte en Rosacruz.
La Madre de la Gracia es representada a veces por un Loto y a veces por una Rosa. El alumno que encuentra la Rosa en su camino de cruz es bienaventurado, ya que cuando conquista la Rosa, se ha vuelto fuerte y ya no puede fracasar. Ha vuelto al seno de Isis y saluda a la aurora del triunfo.
En el Atrio de la Rosacruz usted ve un sencillo y sobrio símbolo de la Rosacruz. Se puede decir de este símbolo que proyecta el Camino, la Verdad y la Vida. Este es otro aspecto que seguramente no había advertido hasta ahora. Probablemente usted ve ahora mejor que nunca que la Rosacruz es el símbolo del hombre liberado, que ha dejado atrás las horas de agonía de su muerte según la naturaleza.
Tenga muy en cuenta que la Escuela de la Rosacruz es una comunidad que no se ocupa de metafísica ni de especulaciones esotéricas, sino que forma francmasones, constructores libres que siguen las huellas del Maestro de todos nosotros: Jesús el Cristo.

El, el Sublime, es todo para nosotros.
El es el Hijo de la Madre del Mundo,
y el Hijo del Altísimo.






                                                                   Capítulo 6


                                                            El Ultimo Vestigio


Se verá con claridad ahora que, desde el primer segundo de la caída de la humanidad, la Fraternidad Universal acompañó al hombre caído para socorrerle en los lugares de su exilio y ayudarle en cada uno de sus intentos sinceros y espontáneos para encontrar el recto camino.
La Fraternidad no mantiene solamente una unión abstracta con los seres humanos sensibles a ella, sino que sus contactos y declaraciones también son muy concretos y toman cuerpo en la vida química elemental, para evitar cualquier ensombrecimiento de la esfera reflectora.
Al mismo tiempo debemos comprender que la ayuda de la Fraternidad a sus hermanos y hermanas caídos no se limita exclusivamente a ayudar a los hombres, sino que se extiende como consecuencia natural al campo de vida en el que éstos yerran. Un hombre que quiere ser puro no puede permanecer, a la larga, en una casa descuidada y sucia. Por ello, en una realidad de vida dialéctica, si la Fraternidad Universal no interviniese, en un tiempo relativamente corto no existiría ninguna posibilidad de regeneración.
Esta orden sublime ha creado por ello un vacío, y lo mantiene en nuestro mundo de horror y de muerte como un enclave químico‑elemental que sirve de pasaje para ascender hacia la Luz Original. Si es cierto que se nos tiende una mano salvadora, a nosotros que estamos en la necesidad, esta ayuda debe estar presente aquí mismo, y debemos poder obtenerla como base racional y moral de salvación.
Existe una piedra angular imperecedera e inquebrantable, y si alguien denomina a esta piedra angular "Cristo", esto es absolutamente correcto, con tal de que dicha persona esté desligada por completo de todo dogmatismo y misticismo teológicos, ya que por estos dos pilares de la puerta teológica ya han pasado multitud de seres humanos en el camino de la separación total de Dios. Esta puerta teológica ha producido un perjuicio casi irreparable a millones de seres.
Por ello, la Rosacruz moderna le habla del Gobi como núcleo central del contacto universal de la Fraternidad de los Elohim, y de la verdadera Tierra Santa, del Ultimo Vestigio, apelaciones veladas que designan a seres sublimes que irradian la luz, la radiación y la vibración de Cristo sobre el mundo y sobre todos los que, en lo más profundo de su miseria, tienen necesidad de ayuda y la merecen.
Todo esto puede ser resumido como sigue: aquí, en este mundo de sangre y de lágrimas, se conserva para nosotros la vida original, la naturaleza original, como un Reino Santo, como el primer escalón de una escalera que lleva a la vida verdadera. Este vacío, geográficamente localizado, y la Fraternidad que lo guarda, son llamados el Ultimo Vestigio.
Muchos de los que lean esto se quedarán asombrados, otros moverán los hombros con indiferencia. No obstante, le aseguramos que hay alumnos en la Rosacruz moderna que han encontrado esta Isla de los Elohim o que están en camino hacia este Caphar Salama. Y le decimos también que las Sagradas Escrituras hablan de ella y dan todo tipo de información a los peregrinos que quieren descubrir el Oasis del Gobi.


Probablemente la Biblia es para los occidentales la que habla el lenguaje más comprensible, por ello le remitimos a una de las antiguas historias, al suceso entre Abraham y Melquisedek. En el capítulo 14 del Génesis, leemos:
Entonces Melquisedek, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino y, bendiciéndolos, dijo: Dios, el Altísimo, creador de los cielos y de la tierra, bendiga a Abram. Y Abram dio a Melquisedek los diezmos de todo.
Por otra parte, el Maestro Jesús es llamado también sumo sacerdote de la Orden de Melquisedek. El también hizo traer pan y vino y, de la misma manera en que Melquisedek concluyó una alianza con Abram, también puede hablarse de una alianza que puede llevarse a cabo con Jesús el Señor.
Más tarde se habla de Juan, el apóstol del amor, que se encuentra en Patmos y, en la soledad del aislamiento de su alma, se acerca hacia él el Hijo del Hombre, que camina en medio de los siete candelabros de oro y tiene siete estrellas en la mano derecha.
Quien haya comprendido algo esencial de la Fraternidad de Shambhala, reconocerá este lenguaje y la característica del Primero y del Ultimo. La característica del Hombre Original que quiere venir hacia nosotros en el Ultimo Vestigio, para nuestra gracia y con un amor indecible.
Pero volvamos un momento a Abram e intentemos comprender lo mejor posible. ¿Quién era Abram? Es llamado Hebreo, un hijo de Heber. En el lenguaje del transfigurismo quiere decir que es un alumno en la escuela del transfigurismo, del renacimiento.
Abram el Hebreo es el hombre que pasa, que atraviesa de una vida a la otra. En su camino es un avanzado, ya que lleva en sus hombros el manto de la vida nueva. Este manto, el velo de la luz universal, está representado en la figura de su hermano Lot.
El manto de la vida nueva no es, al principio, una posesión inalienable para el alumno en el camino, sino como la subida y la bajada de una boya luminosa flotando sobre las aguas, o como el haz de luz de un faro que ilumina durante un instante la región, para dejarla en la oscuridad en el instante siguiente.
En esta fase, el alumno atraviesa grandes dificultades. En la lucha por la liberación, el manto de la luz universal alterna con la sombría ilusión de la dialéctica, y el alumno debe emprender una lucha interior con el valor de un león para conservar lo que ya ha adquirido.
Por ello leemos que el hermano de Abram es puesto en cautiverio por Kedor‑Laómer. Kedor‑Laómer es "quien propaga la sombría ilusión". Tan pronto como el alumno comprende que esta "sombría ilusión" quiere ahogar la nueva posesión interior que ha conquistado, llama a sus combatientes. Abram lleva a sus trescientos dieciocho hombres para luchar contra Kedor‑Laómer.
Usted comprende que esta fórmula simboliza las doce fuerzas divinas que deben conducir a una nueva creación. El alumno en el camino vive de estos doce alimentos, y cuando los asimila conscientemente, el manto de la vida ya no se aleja de él.
La Enseñanza de la Rosacruz actual es representada perfectamente en esta antigua lucha. ¿No le hemos dicho que para poder revestirse con el verdadero vestido de la vida nueva debe abandonar la realidad esencial de la naturaleza dialéctica, la "sombría ilusión"? ¿Y no son puestas a su disposición las fuerzas para triunfar en este combate?
Si el alumno quiere recorrer verdaderamente el camino y llama a estas fuerzas, nunca se le podrá privar de ellas. Si lucha verdaderamente, también él alcanzará un día el Valle de Save, que es el punto más profundo de la aflicción y de la miseria, el punto más profundo del desgarramiento de su naturaleza.


En este punto más bajo es donde el alumno encuentra al Señor de toda Vida, al Sacerdote de la Orden de Melquisedek, quien, como Ultimo Vestigio de la humanidad original, se encuentra en esta naturaleza enemiga. Este encuentro entre Abram y Melquisedek en el Valle de Save es el mismo que el de Juan el precursor y Jesús el Señor en el valle del Jordán. El Jordán nos transmite el mismo pensamiento que el Valle de Save y exactamente la misma idea que la Isla de Patmos.
Y Melquisedek, rey de Salem, sacó pan y vino y lo bendijo. El manto envuelve al alumno y ya no puede serle arrebatado, ya que el campo de radiación, el manto, la nueva lípika, está ahora en unión directa con el campo magnético del espíritu. El antiguo estado del microcosmos es restablecido en principio; desde este instante el alumno deja de ser un alumno y se convierte en constructor bajo la dirección del Arquitecto divino.
Cuando un alumno es alimentado "con el pan y el vino", según la Orden de Melquisedek, esto significa que tras haber triunfado en su lucha en el campo de vida, el pan dodécuple de la vida universal puede ser asimilado y demostrado como un campo de radiación, como un manto, y que por el vino del espíritu se mantiene inquebrantable como una roca.
En el Atrio de la Rosacruz se administra diariamente la última Cena, es decir que las doce fuerzas de la vida universal, en tanto que pan divino y vino del Espíritu Universal de la Fraternidad, son distribuidos a todos los que se acercan a la Rosacruz.
Y ahora pueden producirse dos cosas: o bien asimilan este don, o el espíritu del vino les embriagará. Una embriaguez que puede llevar literalmente a una borrachera física, a la locura y a la oposición encarnecida. El trozo de pan mojado en el vino forzó a Judas a cumplir su acto.
Muchas decisiones de actuar contra la obra santa, ya sea abierta o secretamente ‑ dependiendo esto del carácter del interesado‑ son tomadas precisamente en el templo. Los dones de la Orden de Shambhala, el pan y el vino, desenmascaran infaliblemente, son como una orden: ¡Lo que quieres hacer, hazlo pronto! Hay pues una cena que lleva a la victoria y una cena que conduce a la derrota, al juicio.
Para confirmar esto pueden recordar la leyenda de Noé. Noé significa lo mismo que Melquisedek, y es muy lamentable que esta leyenda, como muchas otras en la Biblia, haya sido tan mutilada.
Usted sabe que Noé, al igual que lo hacen ahora los Elohim, preparó una nueva posibilidad de vida para los rezagados de una revolución cósmica. ¿Qué hizo Noé en virtud de la misión clásica de los Elohim? Plantar una viña. Y en seguida muchos Noamitas, los discípulos, los que intentan recorrer el camino, se emborrachan en su tienda, es decir, en su microcosmos. El vino del espíritu no se adapta armoniosamente a su campo de vida y en lugar de una iluminación por el espíritu, se produce lo contrario, es decir, un mayor aprisionamiento. ¡Esto es lo que tenemos que decirle!
Por ello es necesario explicar una vez más cómo puede escapar el alumno a esta embriaguez. Puede conseguirlo si, al igual que Abram, realiza el justo combate con trescientos dieciocho combatientes.
En la ciencia sagrada de la transfiguración esta fórmula significa que el alumno en cuestión ha vaciado completamente la conciencia de su alma, su yo personal según la naturaleza, y así muere sistemáticamente según la naturaleza, teniendo como resultado la destrucción total de su vida inferior y la victoria sobre la muerte. Este complicado proceso, comenzado con firme resolución y con coraje, le aporta la victoria sobre Kedor‑Laómer, sobre la oscuridad.


La Fraternidad de Shambhala ‑la cual se manifiesta para nuestra salvación como el Ultimo Vestigio‑ se expresa en nuestra naturaleza con siete rayos, con siete grupos de rayos. No en el sentido de siete escuelas espirituales distintas para las diferentes razas, sino en un sistema de siete círculos séptuples, tal como hemos descrito en el libro "Dei Gloria Intacta”.
Por eso, cada alumno que realiza su camino y llega hasta el Valle de Save, a su Jordán, a su Isla de Patmos, verá y encontrará al Hijo del Hombre, de pie en medio de los siete candelabros de oro y con siete estrellas en la mano derecha. Y este Hijo del Hombre le bendecirá y le reconfortará con pan y vino.
El Señor partió el pan y dijo: "Tomad y comed, esto es mi cuerpo que es partido para vosotros. Haced esto para una unión constante". Tomando a continuación la copa dijo: "Esta es la nueva alianza de mi sangre. Venid y bebed todos. Haced esto para una unión constante. Así, siempre que comáis este pan y bebáis de esta copa, anunciaréis la muerte del Señor hasta que El venga".
Mientras reciba usted este pan y este vino en el Atrio de la Rosacruz ‑y usted lo recibe por el simple hecho de su presencia en el Templo‑ sólo le queda una posibilidad de escapar a la embriaguez y al aprisionamiento: la esencia pecadora de su alma debe morir. Según el ejemplo del Cristo, usted deberá realizar diariamente, en lo más profundo de sí mismo, el perecimiento de su alma natural. Así anuncia la muerte del Señor en su microcosmos.
Si usted quiere recorrer este camino de auto-francmasonería, no se le privará de la corona de la vida. Entonces también podrá pagar el diezmo, como Abram a Melquisedek, es decir, que ofrecerá a la Fraternidad la plenitud total de su ser nuevo y a su servicio escribirá las siete cartas a las comunidades que están en Asia.
Sólo entonces estará maduro para ser un servidor llamado al servicio de la luz.

Ed. L.R. 1990.





                                                                   Capítulo 7

                                                        Los dos tipos de Elohim


Le hemos hablado frecuentemente de los Elohim, apelación sublime de la Fraternidad Universal, la humanidad original en manifestación, en cuanto a su actividad para con sus hermanos y hermanas caídos. Estos Elohim forman el grupo sublime y divino que, al servicio del Supremo Constructor, mantiene a la humanidad dialéctica en estado de manifestación y hace todo lo posible por conducirla de nuevo a la vida original.
Para colocar a estos Elohim cerca de su conciencia, y para que pueda ver que se trata de fuerzas totalmente actuales, queremos designarlos en primer lugar como "Espíritu Santo", ya que este nombre es más familiar a los oídos cristianos. El Espíritu Santo es el poderoso que transmite la voluntad de Dios al mundo y a la humanidad. La palabra Elohim significa, en cierta combinación cabalística, "el Dios poderoso que exhala el espíritu sobre las aguas". El Espíritu Santo es el ejecutor de la voluntad de Dios, y aunque según las nociones metafísicas está muy cerca de nosotros, es de hecho una irrealidad para nuestro estado de ser dialéctico.
La teología "suiza " o "bartheana ", ha llegado a la conclusión de que todas las investigaciones o ensayos religiosos son estériles sin el Espíritu Santo. Inconscientemente, esta teología reconoce que sin la ayuda y sin la unión con la Fraternidad del Gobi, el camino no puede ser recorrido.
Esta unión sublime y universal puede manifestarse de forma directa o indirecta. La unión directa es la confrontación corpórea con uno de los hermanos o hermanas de la Orden de los Elohim; la unión indirecta se efectúa por las radiaciones de fuerza que emana de ella. Hay pues dos fases en el toque del Espíritu Santo. Estas dos fases o grados son descritos frecuentemente en la Biblia. Volveremos a hablar sobre ello más adelante.
Además, debemos darnos cuenta de que cada una de estas uniones presenta igualmente dos aspectos: uno masculino y otro femenino. Hay Elohim masculinos y Elohim femeninos, y la fuerza irradiada por el Espíritu Santo posee netamente un rayo de actividad masculina y un rayo de actividad femenina.
Lo que en la filosofía de la Rosacruz es llamado "el camino" no es solamente la designación simbólica de un camino que el alumno puede recorrer para entrar en la nueva vida liberadora, sino que "el camino" es igualmente la realidad más elevada. El camino comienza en el instante en que el alumno es tocado por la fuerza irradiada por el Espíritu Santo y empieza a avanzar guiado por esta fuerza. Este alumno se llena cada vez más del Espíritu Santo, lo que quiere decir que a medida que avanza en el camino, la fuerza de radiación se intensifica. Esta fuerza es para él la estrella que le conduce a Belén.
La Enseñanza Universal nos enseña que de los Elohim parten doce rayos. En diferentes simbolismos, estas doce fuerzas están representadas por el pan o los doce panes. Si a continuación pensamos que "Belén" significa "la casa del pan", y que en el evangelio los magos o sabios son conducidos por la estrella hacia esta casa del pan, entonces todo se esclarece: ir a Belén significa recorrer el camino que conduce al Señor de toda Vida. Es allí donde encontraremos al hombre verdadero, al hombre‑rey, al rey de los judíos.


El sentido original, el significado espiritual de la palabra "judío" nos conduce a la noción "león". Y en la palabra Gobi encontramos la combinación de estas dos palabras. Así cuando hablamos de un oasis en el desierto del Gobi, hablamos, como los antiguos y los clásicos, de Belén, de la Casa del Pan.
Y ahora debe fijarse en algo. Si usted desea ser verdaderamente alumno, si quiere recorrer verdaderamente el camino, o sea, si quiere ser guiado en el camino por el Espíritu Santo, y no estudiar y experimentar por su propia voluntad, según los impulsos de su ambición dialéctica, debe saber que el Belén al que quiere conducirle la fuerza de radiación del Espíritu Santo está frecuentemente en dirección opuesta a la que el alumno pensaba al principio. En relación con esto queremos recordarle la vocación de Cristián Rosacruz y lo diferente que fue la forma en que todo se realizó de lo que él había supuesto.
Tal vez usted se imagina quizás el camino como una línea recta entre dos puntos. Suponemos la Casa del Pan, la Fuente de los Elohim, en una región muy aislada, en un vacío. Sin embargo, tiene que tener en cuenta que Belén está aquí.
Los sabios encontraron al Rey de los Judíos en un establo, en la realidad infernal de la existencia dialéctica. Por esto el camino hacia los Elohim no conduce hacia un lugar aislado ni hacia la esfera reflectora, sino que es aquí mismo donde usted lo encontrará.
Por esto, el Espíritu Santo es llamado también en muchas ciencias sagradas "el espíritu planetario", porque su contacto, su radiación, conduce al alumno al centro de la vida real para efectuar allí un intenso trabajo, ya que la salvación de un hijo de hombre significa al mismo tiempo la llamada y el despertar de muchos más.
En el Atrio le invitamos a recorrer el camino, pero usted no se encuentra todavía en el camino. Está en el camino a partir del momento en que el Espíritu Santo le ha tocado con la fuerza que él irradia, siempre y cuando usted sea sensible y reaccione positivamente a esta radiación. Cuando se reacciona, ocurre siempre que el Espíritu Santo le lleva al desierto, y esto implica una tarea doble: una en sí mismo y otra en el mundo. El que se encuentra en la fuerza irradiada por los Elohim sabe lo que tiene que hacer; el Espíritu Santo se lo dice. De acuerdo con esto, la característica de tal alumno es siempre de naturaleza doble: exterioriza un crecimiento interior, un despliegue interior tenaz y continuo, y al mismo tiempo explora un campo de trabajo y se entrega con todo su ser al camino del servicio.
En relación con esto llamamos su atención sobre las figuras de Marta y María. Marta la servidora y María sentada a los pies de Jesús. Marta era una alumna más avanzada que María, dice el maestro alemán Eckehart. Marta conocía tanto la vida contemplativa como la vida activa, mientras que María estaba solamente en la vida contemplativa, en la preparación para la vida de trabajo. Sin la vida contemplativa, la vida de trabajo no tiene sentido y no ofrece ningún resultado.
Marta deseaba saber con sus preguntas si su amada hermana María había salido de la fase de la contemplación y era capaz de pasar a la fase siguiente, al gran trabajo de salvación. Jesús responde a su pregunta haciéndola comprender que María no ha llegado a ese punto y por eso seguía en ese momento el camino justo al permanecer sentada a los pies del Maestro, perdida en su visión interior. En su estado había escogido la mejor parte. Esperamos que este concepto penetre bien en su conciencia.
Sin el contacto del Espíritu Santo no somos nada y no podemos nada. Sin el toque de la fuerza irradiada por la Fraternidad Universal no es posible la liberación individual y menos aún el desarrollo del trabajo liberador de la humanidad. Lo que denominamos "llamada", "vocación" o "encargo" es el contacto del Espíritu Santo.


Los discípulos no se pusieron a trabajar hasta que no hubo descendido el Espíritu Santo. María y otras mujeres santas no les ayudaron en el cumplimiento de su mandato hasta después de este descenso.
La voluntad del alumno debe estar inflamada en Dios. Mientras arda en él todavía la llama de la voluntad personal, la voluntad natural, el trabajo no es más que ambición dialéctica y siempre se engendran dificultades. Aparece la lucha por obtener los primeros puestos y, tal como en los discípulos de Jesús en la fase preparatoria, surgen controversias entre los alumnos por saber quién es el más grande y el mejor.
En el Atrio de la Rosacruz, todo el que lo desea es puesto en contacto con la fuerza irradiada por el Espíritu Santo. Desde el momento en que un alumno ha llegado a este estado y es digno de este contacto, él o ella lo percibe como una llamada, y el camino le es desvelado.
Este camino no trae jamás tropiezo ni conflicto con otro hermano o hermana. Por el contrario, crea armonía y comprensión mutua. La vida contemplativa y la vida activa no están nunca en contradicción. Ambas siguen a la estrella que conduce a la Casa del Pan, a Belén, hacia el rey de los judíos recién nacido. Y el alumno que llega a Belén es aquél que descubre en sí mismo al rey recién nacido, el nacimiento del hombre nuevo en su microcosmos. Si Cristo hubiese nacido mil veces en Belén y no en ti, seguirías aún perdido. Cuando el rey de los judíos nacido en el microcosmos se eleva, la antigua voluntad ha muerto y el rey según la naturaleza ha desaparecido.

Y ahora, después de todo esto, volvamos al corazón de nuestro tema.
Queremos hablarle de los dos tipos de Elohim. ¿Qué quiere decir esto? Usted ya sabe que hay Elohim masculinos y femeninos; aspectos que se reconocen claramente en la actividad del Espíritu Santo. Son el principio creador y el principio receptor, el principio racional y el principio productor. Actividad doble, enteramente mantenida y engendrada por los hermanos y hermanas de la Orden de Shambhala.
La naturaleza de la perfecta armonía de esta Fraternidad no se manifiesta en ninguna otra parte mejor que en la colaboración de estos dos rayos del Espíritu Santo. Nada en la dialéctica puede ser comparado con ello. Estos dos rayos se desarrollan en cada actividad del Espíritu Santo.
El alumno recibe las doce fuerzas por la radiación masculina, mientras que el trabajo de desarrollo se encuentra bajo el control de la radiación femenina. La conducción hacia el camino está también bajo la radiación masculina, mientras que los cuidados y la continua alimentación están bajo la radiación femenina.
Así pues, los antiguos sabios hablaban con pleno derecho de la Fraternidad del Gobi como del Mundo Padre Madre. Cuando el hermano realiza la apertura de un corazón humano, la hermana hace germinar la semilla. El hermano siega, trilla y mete el grano en el granero. La hermana amasa y cocina el pan. Juntos experimentan la alegría y la felicidad de ver al alumno comer este pan viviente.
Esta doble intervención de la Fraternidad Universal es llamada en las Sagradas Escrituras la intervención de los ángeles. Hay muchísimas indicaciones sobre esto en las Escrituras.
Cuando un rayo del Espíritu Santo sale hacia el grupo de buscadores para intentar tocarles, es éste un rayo de fuerza cuyo contacto siempre es de naturaleza impersonal. "El Reino de los Cielos viene hacia nosotros como una fuerza", dice Pablo. Esto nos hace distinguir inmediatamente la verdad de la mentira, ya que las fuerzas de la esfera reflectora intentan siempre alcanzarnos por un contacto personal.


Cuando tal rayo de fuerza del Espíritu Santo nos toca, descubrimos en él la característica de su generador o de su generadora. En dicha manifestación de fuerza hay una estructura de líneas de fuerza, una imagen: la representación del objetivo y de la esencia de esta manifestación de fuerza, y también la imagen de la gloriosa Fraternidad. Por esto la Biblia habla de los ángeles que se aparecen a los profetas y a los iluminados y a todos los que eran dignos de recibir el contacto del Espíritu Santo.
Esta manifestación de la Fraternidad de Shambhala emite igualmente un sonido. El objetivo y la esencia son sonorizados simultáneamente. Por ello se dice que los ángeles hablaban, que traían una comunicación o hacían escuchar una llamada o advertencia. Todos los que reciben tal toque son invadidos por una sensación completa que no deja nada a lo imprevisto.
Tal vez usted comprenda que el alumno en el camino ha recibido todo o recibe todo lo que pudiese desear. El Espíritu Santo se le aparece como instructor. El Espíritu Santo le habla y le precede paso a paso por el camino, y sin embargo, una unión personal es imposible. La luz en el camino, el rayo de la Fraternidad, los Elohim dobles, es todo en todos para él.
¡Que un día pueda ser así para todos!






                                                                   Capítulo 8


                                                     El abismo del conocimiento


En todos los textos sagrados, descubrimos que la palabra "abismo" presenta diversos significados. Por lo general, la palabra "abismo" o "abismos" fija la atención en los diferentes estratos de nuestro planeta, pero también puede tratarse de uno en particular. El alumno que posee algunos conocimientos de la Enseñanza Universal sabe que los estratos de nuestro planeta son campos de fuerza y de vida dentro del cuerpo planetario, en los cuales se expresan ciertas fuerzas y formas de vida. Poco se dice de la verdadera naturaleza de estas fuerzas y de estas formas de vida; todo esto permanece oculto para el profano.
Si usted quiere formarse una imagen aproximada de este misterio, debe comparar al microcosmos con el macrocosmos. El microcosmos es un maravilloso conjunto de posibilidades y de aspectos que, en el estado de pecado en el que hemos caído, están totalmente encadenados y han decrecido mucho, mientras que otros aspectos y otras fuerzas menos deseables desempeñan ahora un papel principal, ya que han tomado la dirección de todo el sistema y le hacen padecer su hegemonía.
Lo mismo ocurre con el macrocosmos. Ciertas capas de la tierra no pueden manifestarse de ninguna forma en este orden natural, a pesar de que su manifestación sería muy deseable y otros "abismos" que están abiertos deberían estar cerrados.
La Biblia nos habla del "abismo" del que surgió la bestia que, con su pérfido poder, hizo de este mundo un terrible infierno. Se ha profetizado que esta radiación de fuerza infernal, con todos sus efectos, será arrojada de nuevo un día a su abismo.
También se habla del abismo del conocimiento, el estrato de la sabiduría universal. Este abismo es el que está unido desde siempre a la Fraternidad Universal y al Cristo, y es el que nos transmite la sabiduría de Dios. Es el estrato al que Jesús el Señor se unió después de su crucifixión en el Gólgota, descendiendo hasta lo más profundo de la tierra.
Cada estrato, así como las fuerzas y estados que se manifiestan en él, corresponde con las fuerzas y estados que se manifiestan en la superficie de la tierra. Cuando se dice que el hombre de la tierra es terrestre, hay que comprender el sentido profundo de esta afirmación. La bestia que surgió de la tierra es invocada por los hombres que llevan la señal de la bestia y que la propagan. Todas las fuerzas de los estratos terrestres se manifiestan de forma santa o impía, en la medida en que el hombre es santo o impío.
Cada ser humano lleva en su ser la característica de las fuerzas con las que está unido. Cuando una persona lleva la señal de la bestia se ve claramente, y lo demuestran aún más sus actividades; de igual manera se pone de manifiesto cuando lleva la del Hijo del Hombre.
¿Por qué se dice que esta señal es visible en la frente? Porque la cavidad frontal es el primero y más visible de los candelabros, con cuya mediación el ser humano demuestra qué espíritu le anima.


Usted conoce tal vez la obra del filósofo italiano Scipio Sighele "La muchedumbre criminal". En su narración, el autor muestra que una masa de hombres, de naturaleza material habitual, e individualmente de tipo normal, puede desarrollar una horrible criminalidad por la suma de sus instintos. Sighele tiene toda la razón. El conjunto de actividades, pensamientos y sentimientos provoca el desarrollo de ciertas fuerzas del abismo que pueden tener consecuencias espantosas.
Usted podrá comprender también que un número de entidades, por sus cualidades interiores, puede abrir el abismo del conocimiento. Esto es lo que ha hecho la Fraternidad Universal en su intervención para con los hermanos y hermanas caídos en este planeta.
Juntando su amor y su fuerza, la Fraternidad de Shambhala ha horadado dicho pasaje, formando así un lazo entre la superficie de la tierra pecadora y el abismo de la sabiduría universal. La Fraternidad mantiene ampliamente abierta la sala del tesoro de este abismo, tal como lo canta el poeta de los Salmos, para todo alumno que es digno. Por esto se expresa en esta Fraternidad la verdadera esencia de Cristo.
Naturalmente no tiene sentido, incluso si nos fuese posible, averiguar de qué forma la Fraternidad de Shambhala ha abierto este abismo del conocimiento. Usted debe admitir que lo ha hecho, y usted puede comprenderlo si recorre el camino hacia esta Fraternidad.
En casi todos los textos sagrados irradia la gran obra de salvación realizada por la Fraternidad. El pasaje o la senda entre el abismo del conocimiento y la Tierra Santa, el lugar donde esta senda toca la superficie, es descrito, por ejemplo, por el profeta Isaías como un árbol cuyas raíces se hunden profundamente en el suelo y cuya copa alcanza las nubes.
Seguramente usted ha oído hablar del árbol de la vida, la verdadera fuente de la sabiduría de la que vivía el hombre original. Pero este árbol de la vida fue cortado ‑dice Isaías‑ se ha vuelto un tronco cortado. El abismo del conocimiento fue cerrado. Este tronco abatido del árbol de la vida es llamado por Isaías "Isaí", lo que quiere decir "corriente de la fuerza salvadora". Y, tal como testimonia el profeta: Un retoño brotará de este tronco cortado de Isaí y una rama de sus raíces dará frutos.
La unión rota es restablecida en la Fraternidad de la Orden de Melquisedek; el árbol de la vida ha resucitado. "Y el espíritu del Señor reposará sobre él, el espíritu de sabiduría y de inteligencia, el espíritu de consejo y de fuerza, el espíritu del conocimiento y del temor al Señor."
El profeta caracteriza así la fuerza y la naturaleza del abismo del conocimiento, de este abismo del conocimiento que es Cristo. La Fraternidad de Shambhala extrae de este Abismo de la Eternidad para dar al pueblo el conocimiento de la Salvación, tal como atestigua el Evangelio de Lucas en el capítulo 1.

Sobre la base de lo que precede, tenemos que decirle muchas cosas. Para comprender bien este mensaje, es necesario explicarle en primer lugar cómo utiliza la Fraternidad Universal, en tanto que guardiana de la verdadera sabiduría espiritual divina, este majestuoso tesoro para ayudar a la humanidad.
La radiación de Cristo, obtenida y asimilada por el Hierofante, es transmutada en él y por él en una radiación que puede ser asimilada por el grupo de los hombres al que se dirige. Una vez realizada esta transmutación, la vibración transformada es irradiada sobre las personas a quienes está destinada. También es posible que esté destinada solamente a una persona. De todas formas, nada de esta energía debe ser desperdiciada.
Cuando el alumno o el auditor en el Atrio de la Rosacruz es tocado por esta vibración destinada a él, ésta penetra enteramente en su esfera aural. Esta transferencia se puede efectuar incluso cuando el emisor y el destinatario se encuentran a gran distancia uno del otro. El emisor desarrolla con sus pensamientos cierto esquema de vibraciones. Pero puede ocurrir también que el destinatario sea tocado directamente en el Atrio de la Rosacruz.


La transmutación y la radiación dependen, pues, absolutamente del dominio de una ciencia secreta que permite al emisor, o transformador, realizar su trabajo de la manera justa. Nadie es tocado por este rayo transmutado si no lo ha pedido, y se sobreentiende que la presencia en el Atrio es considerada como una petición.
Cuando el alumno ha recibido en su esfera aural la radiación de fuerza, se desarrollan dos actividades, las cuales se subdividen a su vez en dos aspectos: una actividad doble en el santuario de la cabeza y una actividad doble en el santuario del corazón. Podemos caracterizar estas actividades como atracción y repulsión, simpatía y antipatía.
Tan pronto como el alumno es tocado por esta radiación, se produce infaliblemente una reacción, ya que, así como la energía solar realiza su trabajo en cada organismo, lo mismo ocurre con esta energía irradiada, produciéndose una reacción perfectamente natural.
La reacción puede ser simpática o antipática. Cuando el alumno se encuentra en una actitud de rechazo cara al impulso en uno de los santuarios (cabeza o corazón) o, lo que es frecuente, en ambos a la vez ‑rechazo asociado a un estado de tensión nerviosa‑ la reacción es suficientemente fuerte como para que el interesado no pueda proseguir en el comportamiento que ha llevado hasta el momento. Se siente perseguido y descubierto; sufre el impulso como si fueran latigazos; se indigna y expresa su indignación en concordancia con su nivel cultural.
Esta medicina antipática provocará tal quebrantamiento y tal inquietud que una respuesta simpática vendrá después de un tiempo, aunque en muchos casos esto exija una vuelta suplementaria de la rueda del nacimiento y de la muerte.
Si el alumno reacciona simpáticamente, esto no significa que comprenda y sienta de la manera justa, sino solamente que está dispuesto a recibir el impulso en armonía. El impulso recibido propulsa también a este alumno hacia un proceso, colocándole ante dificultades y problemas que no vienen del exterior, sino de la Luz reveladora de la Fraternidad, que pone al descubierto el estado de conciencia y las tensiones propias al carácter del alumno, siendo así confrontado consigo mismo. Así puede ocurrir que en los remolinos de las tempestades de la vida, la reacción que al principio fue simpática, se convierta en antipática.
Se puede comparar al Atrio de la Escuela Espiritual con un mar agitado en el que las frágiles barquichuelas son arrojadas de aquí para allá. Ahora podrá comprender que su permanencia en la Escuela Espiritual, poco importa cual haya sido su reacción inicial, siempre sirve para su felicidad eterna.
Resumamos así: la radiación de fuerza de Cristo debe ser recibida, en primer lugar, por el instructor; a continuación, esta radiación de fuerza es transmutada; después es irradiada y transmitida al campo de respiración del alumno para realizar ahí su trabajo en los dos santuarios simpática o antipáticamente, provocando siempre una intensa conmoción.
Esto representa las características del método empleado por la Fraternidad con los alumnos. La actividad de la Fraternidad en el santuario del corazón se llama desarrollo místico, y en el santuario de la cabeza se llama desarrollo mágico. La ciencia con la que son desarrolladas estas actividades se llama el arte real y la fuerza con la que se ejerce este arte es la sabiduría divina, el fruto del árbol de la vida. Esta gracia divina está aquí para todos los que, pasando por la destrucción del yo, desean abandonar "el pilón lleno de comida de cerdos" y encontrar la patria perdida.
Los grandes enviados de la Fraternidad celestial, a los que llamamos fundadores de religiones, en realidad nunca fundaron religión alguna, ni organizaron iglesias, ni han escrito libros, ni compuesto enseñanzas, ni han dado vida a escuelas de los misterios. Ellos han aportado a la humanidad este único mensaje:
haga de su cuerpo, de su personalidad, un templo en su propio microcosmos,


erija una iglesia en la realidad propia de su ser, es decir, haga todo lo posible por recibir el impulso de la Fraternidad celeste en el santuario del corazón de la justa manera,
y santifique toda la personalidad hasta hacer de ella una escuela espiritual interior, de modo que pueda comprender de la justa manera los impulsos de la Fraternidad en el santuario de la cabeza.

Examinando las características del método de la Fraternidad Universal, usted habrá podido distinguir cuatro rayos. De arriba a abajo son:
11 el rayo de la sabiduría universal;
21 la ciencia misteriosa del ritmo;
31 el rayo del elemento mágico, formado por la entrada de la sabiduría en el santuario de la cabeza por medio del ritmo;
41 el rayo del elemento místico, que es el sellamiento de la sabiduría divina en el santuario del corazón por medio del ritmo.

Tres de estos rayos son imitados en este mundo; por ello el cuarto permanece herméticamente cerrado a quien hace mal uso de los tres primeros o de uno de ellos. Estas tres imitaciones se llaman: arte, ciencia y religión.
En la primera se imita al ritmo divino en los numerosos templos del arte. El ritmo que aparece es, sin excepción, el ritmo de la esfera reflectora.
En la segunda se fundan escuelas espirituales para explotar el conocimiento mágico.
En la tercera imitación aparecen millones de iglesias, desesperadamente desunidas y en el desorden de la experimentación.
Estos tres rayos imitados son absolutamente inútiles y muy peligrosos, porque alejan a la humanidad del único camino y de la verdadera vida.
Usted debe construir en su propio microcosmos un templo y una escuela espiritual. A esto lo llamamos el doble camino de la santificación y de la autofrancmasonería. Esto no es ninguna novedad de la Rosacruz moderna. De este camino habla Lao Tse, y los Phree Messen de Hermes Trismegistos lo atestiguan.
Cuando el alumno que busca se ha vuelto un verdadero miembro de la Iglesia Universal y un verdadero alumno de la Fraternidad Universal, obtiene en un momento dado la unión directa con el Arte Real, es decir, que penetra hasta la ciencia del ritmo del árbol de la vida. ¡Quien tenga oídos para oír, que oiga!
En este ritmo se vuelve un brote del árbol de la vida, se sumerge en el abismo del conocimiento y toma su lugar entre los que están en el camino del servicio.
Esperamos y rogamos por que todos nuestros hermanos y hermanas lleguen un día a construir esta iglesia y esta escuela, y puedan penetrar así en la belleza eterna del arte verdadero, para que se cumplan las palabras de Isaías, capítulo 11:
¡Porque la tierra estará llena del conocimiento del Señor!






                                                                   Capítulo 9


                                                     Las Hijas de la Tierra Santa


Por el hecho de que desde hace ya bastante tiempo el radio de acción de la Escuela Espiritual de la Rosacruz se ha extendido hasta la esfera de trabajo de la Fraternidad de Shambhala, y que nosotros, en tanto que servidores de la Escuela, hemos sido encontrados dignos de poder observar la actividad de la Fraternidad y de profundizar, en cierta medida, en su manera de expresarse, no debemos callar a nuestros alumnos el hecho de que descubrimos que en la esfera de trabajo de esta sublime Fraternidad aparecen de forma clara dos rayos muy distintos: una fuerza espinal hierofántica y una fuerza astral hierofántica.
Los hierofantes de la línea masculina actúan por la fuerza espinal y los de la línea femenina actúan por la fuerza astral. En el microcosmos, la fuerza espinal tiene su foco en el santuario de la cabeza, y la fuerza astral lo tiene en el santuario del corazón.
En el lenguaje de la sabiduría universal, la fuerza espinal, en colaboración con su foco microcósmico, es llamada Adán, y la fuerza astral, en colaboración con su foco microcósmico, es llamada Eva.
La noción Adán atrae nuestra atención hacia la vida del pensamiento, la cual tiene su sede en el santuario de la cabeza, y la noción Eva hacia la vida sensitiva, cuya sede está en el santuario del corazón. A veces Adán es simbolizado también por la serpiente, ya que el sistema cerebro‑espinal, que va desde la cavidad frontal hasta el plexo sacro, presenta la forma de una serpiente.
Eva es simbolizada de diferentes maneras, y todas ellas simbolizan la fuerza vital. Esto es comprensible, ya que el santuario del corazón es la fuente y el foco de la fuerza vital.
Si por esta sobria y somera exposición usted ha llegado a hacerse una idea más justa del misterio de Adán y Eva, es posible entonces que muchas nociones de la Biblia, aún oscuras, se esclarezcan ahora para usted.
La fuerza espinal con sus dos aspectos, uno abstracto y otro concreto, posee una radiación más fina y más sutil que la fuerza astral.
Si examinamos las doce fuerzas que dan a la humanidad su realidad existencial, vemos las dos fuerzas espinales, que son las más elevadas, después vienen las dos fuerzas astrales y luego las cuatro fuerzas etéricas, junto con sus respectivos dobles. Todas ellas representan las doce fuerzas del sistema microcósmico, y en el lenguaje de la sabiduría éstas son llamadas "los doce panes del cielo" o "los doce panes de proposición en el templo".
La primera fuerza puesta en movimiento para la formación de un sistema vital es la fuerza espinal, la cual presenta la forma de una serpiente de fuego. De sus flancos sale una vibración que atrae a la fuerza astral. Estas dos fuerzas, por su colaboración, atraen a los éteres hacia el interior del sistema y, lentamente, la forma aparece alrededor de ellas.
Es posible que usted comprenda ahora la historia simbólica de Adán y Eva. Adán fue el primero, y de su flanco, Dios tomó una costilla y de ella salió Eva para que le ayudara. De esta santa colaboración divina se desarrolló una vida maravillosa en el sistema microcósmico del hombre, en el paraíso microcósmico.


La colaboración ideal entre las fuerzas espinales y las astrales produce naturalmente una personalidad armoniosa en la que todo es concordancia perfecta con la voluntad divina. Pero tan pronto como la escisión se produce en el hombre, cesando la colaboración entre el santuario del corazón y el de la cabeza, se destruye también la armonía entre las dos actividades, y no puede existir ya una unión armoniosa. Haciendo alusión a esta perturbación la Biblia dice que la serpiente habló a Eva.
A lo largo de los siglos se ha discutido mucho sobre si una serpiente podía hablar. No merece la pena que nos detengamos mucho tiempo en este aspecto; una serpiente no tiene laringe y, por lo tanto, no puede emitir sonidos articulados.
Visto desde el punto de vista transfigurístico, esta historia no es tan difícil de entender. La fuerza espinal, base de la radiación de sabiduría, es la fuerza reguladora, el poder inteligente que atrae a la fuerza astral y determina la medida y la calidad de esta fuerza. Simbólicamente hablando la serpiente siempre "habla" a Eva.
Los textos antiguos llaman la atención sobre el hecho de que cierta parte de la humanidad abusó de las fuerzas divinas, lo que tuvo como consecuencia la destrucción de la armonía existente entre las fuerzas espinales y astrales. Desde entonces ya no fue posible un metabolismo armonioso y el hombre caído se alejó cada vez más de su campo vital original. Las acusaciones recíprocas de Adán y Eva, psicológicamente hablando, son perfectamente justas, ya que a partir del momento en que, en la vida de un ser humano, los engranajes de las estructuras orgánicas no se acoplan, surgiendo así una falta de armonía, aparecen precisamente mutuos reproches entre la cabeza y el corazón.
Usted mismo ya se habrá encontrado alguna vez en este estado de agitación interior en que la cabeza y el corazón entran en lucha por adquirir la prioridad. La cabeza y el corazón se influyen así mutuamente en el error. También la maldición del paraíso tiene su fundamento en un dramático conflicto parecido. A Adán se le dijo: Comerás el pan con el sudor de tu frente, y a Eva se le dijo: Alumbrarás con dolor.
Cuando el hombre se aleja de la sabiduría divina por la trasgresión de las leyes de vida divinas, el poder del pensamiento, o alma intelectual, se encuentra en tinieblas. El camino debe ser explorado así en la noche profunda, palpando, experimentando y especulando. ¿Quién de entre la humanidad actual no se encuentra en este camino? Por esto cada buscador sabe por propia experiencia la tensión, el sufrimiento y las penas que esto cuesta, cuántas desilusiones deben ser superadas para no sucumbir irremediablemente en esta existencia nebulosa.
El santuario del corazón, fuente de la fuerza astral, responsable de la asimilación de las fuerzas etéricas creadoras y realizadoras, toma parte necesariamente en la fuerza destructora del pensamiento, ya que cada pensamiento falso se venga a través de una realización errónea. Todas estas realizaciones erróneas son los hijos de nuestro dolor que nos demuestran hora tras hora nuestra caída.
Si dirigimos ahora nuestra atención al comienzo de la Nueva Alianza ‑después de haber dirigido nuestras miradas al principio del Antiguo Testamento‑ oímos y leemos sobre una nueva Eva y un nuevo Adán: la nueva Eva es María y el nuevo Adán es José, el carpintero. Estos dos nos dan una imagen contraria por completo a los otros dos. Abandonan su lugar de residencia para regresar a su ciudad de origen. Podemos leer esto en Lucas 2.
El emperador Augusto ordena que todos regresen a su ciudad natal para que se inscriban allí. José, de la línea de David, se apresuró con su mujer María para llegar a la ciudad de David llamada Belén. Y ocurrió que mientras estaban allí llegó el momento en que María dio a luz a su hijo primogénito.


Si adaptamos esta historia a nuestra propia vida, podemos oír también en el presente la llamada que nos ordena abandonar nuestro lugar de residencia actual para recorrer el camino que nos lleva a nuestra morada original.
Dicho de otra forma, debemos orientarnos hacia la vida nueva. Y así como de José y María nació Jesús el Señor, así desciende en la vida del que realiza este cambio radical una radiación de sabiduría original nueva por completo. Así es aplastada la cabeza de la serpiente y así se eleva en el ser la nueva serpiente de la sabiduría.
Esperamos que empiece usted a comprender algo del destino original de la humanidad. Cuando el lenguaje original utiliza los términos hombre y mujer, no se trata por lo general de los sexos, sino de la fuerza espinal y de la fuerza astral en el microcosmos.
Quisiéramos darle un ejemplo más a este respecto. Cuando en Mateo 24 se habla de la revolución cósmica y atmosférica próxima y de las recomendaciones sobre el comportamiento de cada uno en esos días, dice también: Mas, ¡ay de las que estén encinta y de las que críen en aquellos días!
Estas palabras se relacionan directamente con la actividad de la fuerza astral en la vida humana. Se comprenderá que una revolución cósmica tiene varios momentos críticos. Momentos en los que ciertas fuerzas se hacen sentir tan profundamente que cada ser humano se ve forzado a reaccionar, ya sea armoniosa o inarmoniosamente.
Por esto la situación es tal que cuando usted toma fuerzas astrales impuras en su sistema, tiene que surgir inevitablemente un acto. La fuerza astral da nacimiento infaliblemente a una actividad etérica que desencadena una manifestación de la forma.
Si usted es fecundado por una fuerza astral impura, será unido a una corriente de actividades y manifestaciones cuya duración es difícil de limitar, pero es seguro que durante esta unión le será imposible reaccionar armoniosamente a las fuerzas cósmicas. La advertencia del Evangelio de Mateo no es, pues, para las mujeres que tal vez lleven un niño en su vientre, sino para todos los seres humanos, sin excepción alguna.
Lo mismo ocurre con ciertos pasajes de las Epístolas de Pablo, los cuales desgraciadamente no corresponden con el sentido del texto original. La iglesia primitiva carga con una pesada deuda. Cuando Pablo habla de las relaciones entre hombre y mujer, lo de menos en su intención fue dar a sus alumnos una teología de la moral, sino más bien hacerles comprender la relación verdadera entre las fuerzas espinales y las astrales.
Si usted comprende en cierta medida lo que acabamos de explicar, y si quiere empezar un pequeño estudio de la Biblia bajo esta luz, sin duda alguna muchas cosas que hasta ahora eran inexplicables para usted se volverán comprensibles.

Volvamos ahora a nuestro punto de partida. De la Fraternidad Universal parten dos rayos, uno masculino y otro femenino: un rayo es dirigido hacia la actividad espinal y el otro hacia el fuego astral espiritual.
Después de todo lo que acabamos de decirle podrá ver claramente que la armonía absoluta y la colaboración de las fuerzas espinales y astrales es una exigencia divina. También verá claro que los hermanos y hermanas en la Fraternidad Universal, aunque sus trabajos respectivos sean muy diferentes, han llevado su colaboración hasta un grado sumamente elevado. Por esto queremos hablar ahora un poco sobre la tarea de las Hijas de la Tierra Santa.
No es posible decir lo que engloba la tarea de estas santas mujeres en un corto resumen, pero podemos constatar, sin embargo, que esta misión se relaciona con la influencia y con la reconstrucción de todo el sistema nervioso y, por lo tanto, del alma sensitiva humana. El fluido nervioso es el fluido astral, y usted sabe que en el ser humano corre a través de un sistema dividido: el sistema nervioso automático y el sistema nervioso cerebro‑espinal.


Todo el pasado dialéctico del hombre, y en consecuencia, también la sangre de sus antepasados, se expresa en su sistema nervioso automático. Este sistema es el mayor obstáculo para el alumno que quiere recorrer el camino. Por la maldición del pasado, las fuerzas astrales inferiores tienen libre juego en el ser humano y le vuelven impotente para realizar el cambio fundamental. Por esto, el alumno, ayudado por la Fraternidad celestial, debe vaciar su sistema nervioso del castigo del pasado para que las regeneradoras radiaciones de sabiduría de Cristo encuentren en este sistema nervioso un instrumento bien dispuesto para poder manifestar la voluntad de Dios.
La fuerza astral en el sistema automático del hombre dialéctico es llamada "la fuerza satánica". Esta fuerza es el Satán en el hombre. La semilla impía, que se expresa en una forma de vida impía, es combatida con la ayuda de las Hijas de la Tierra Santa para que sea aniquilado el fatal aspecto de la maldición del paraíso: Darás a luz con dolor. El toque del Espíritu Santo en María y en Elisabet es el contacto universal destinado a levantar el castigo que pesa sobre el género humano.
Teniendo en cuenta estas explicaciones relacionadas con los dos sexos, vemos que la única diferencia entre hombre y mujer, a este respecto, consiste en el hecho de que el sexo masculino es tocado primeramente en su fuerza espinal y el sexo femenino en su fuerza astral.
Esperamos que usted haya comprendido ahora que las Hijas de la Tierra Santa y los Hijos de la Voluntad y del Yoga están ocupados en el aniquilamiento de la doble maldición del paraíso, ¡para que usted llegue un día al país de la luz universal, eterna e imperecedera!






                                                                  Capítulo 10


                                              Los Hijos de la Voluntad y del Yoga


En el capítulo precedente se habló de los dos rayos de actividad que parten de la Fraternidad de Shambhala: la actividad de los hierofantes de la línea femenina y la actividad de los hierofantes de la línea masculina.
El primer grupo es llamado en el lenguaje universal las Hijas (o las Mujeres) de la Tierra Santa, y el segundo los Hijos de la Voluntad y del Yoga.
También le dijimos que los hierofantes de la línea femenina operan con la fuerza astral, mientras que los hierofantes de la línea masculina operan con la fuerza espinal, encontrándose y concretándose ambos en las diversas actividades etéricas. Nuestra intención es estudiar ahora especialmente el radio de acción de los Hijos de la Voluntad y del Yoga, para terminar la serie de capítulos sobre la Fraternidad del Gobi.
Si hacemos un recorrido rápido para orientarnos en la literatura mundial de los mitos, leyendas, símbolos y escrituras sagradas, vemos que en lo concerniente a la Fraternidad de Shambhala se habla de un hijo, de tres hijos, de siete hijos, de ocho hijos y de doce hijos.
A primera vista, esto se podría atribuir a una libertad romántica de los autores de estas historias y narraciones, pero hay en efecto una diferencia bastante grande en el hecho de representar en su panteón religioso al hijo único de Dios de la ortodoxia cristiana o a una diversidad de hijos divinos.
No obstante, si nosotros penetramos más profundamente en la realidad y en el fondo de estas cosas, descubriremos que los autores de que hablamos tenían su mirada fija en la misma verdad eterna e imperecedera.
Tenga en cuenta, una vez más, que la fuerza astral penetra particularmente en el sistema nervioso simpático, influyendo especialmente en la sangre y los órganos que la producen. En toda esta circulación de fuerzas, el corazón, el hígado y el plexo solar tienen un papel determinante. El fluido astral planetario penetra en el sistema simpático o es atraído por él en concordancia con el estado de la sangre y la calidad del fluido nervioso en este sistema simpático.
El fluido espinal, sustancia cósmica de composición más fina y de frecuencia más elevada que el fluido astral, corresponde en la personalidad con el sistema nervioso cerebro‑espinal, el cual, en muchos aspectos, puede ser controlado por la voluntad y en el que se expresan los pensamientos y la conciencia humana.
Lo que precede le permitirá comprender sin duda con más claridad las relaciones de actividad que existen entre la personalidad dialéctica y las dos fuerzas cósmicas.


La conciencia espinal, centrada en el santuario de la cabeza, atrae los fluidos espinales cósmicos con los que la conciencia o alma llega a tomar consideraciones mentales y volitivas. Como consecuencia de esta actividad se produce una tensión en la sangre y en el fluido del sistema simpático, la cual tiene por consecuencia la atracción del fluido astral cósmico. Este fluido astral, esta fuerza eléctrica, es a su vez determinante en la asimilación de los éteres, de sus calidades y relaciones mutuas. Y después de la asimilación, todo el sistema debe pasar al acto y manifestarse sobre la base del pensamiento inicial.
El simbolismo sagrado de todos los tiempos representa a este doble sistema nervioso, en su relación mutua, por un árbol; la Biblia lo representa especialmente por una higuera.
Este símbolo es muy lógico, ya que si comparamos la columna de fuego espiritual espinal que sube del plexo sacro con el tronco, el santuario de la cabeza sería la copa del árbol y los doce pares de nervios cerebrales que, partiendo de la cabeza, descienden por todo el cuerpo, serían las ramas.
Cuando se habla del árbol de la vida se sobreentiende que se trata de la actividad original, ideal y pura de este sistema de vida. Cuando se habla del árbol del conocimiento del bien y del mal, se trata de la actividad deteriorada e impura de este sistema de vida.
Todas estas cosas pueden ser estudiadas y razonadas hasta en sus mínimos detalles a la luz de la ciencia de la transfiguración. Si la conciencia espinal especula con fuerzas mentales y volitivas, se produce fatalmente una perturbación en la asimilación del fluido planetario. Un niño podría entenderlo.
El fluido astral, extremadamente dinámico y explosivo, ocasiona, además de actividades impuras, una fermentación y una alteración en la sangre, y como consecuencia ‑y esto cierra la cadena‑ un oscurecimiento de las facultades de la conciencia. Si se ha llegado a este oscurecimiento de la conciencia, se vuelve un hecho irrevocable el descenso hacia un plano inferior, que lleva a una perturbación mayor y hacia una degeneración definitiva de toda la personalidad.
Ahora comprendemos mejor el encadenamiento a la rueda de la vida y de la muerte, la animalización y la división sin fin de la conciencia humana, el gluten indeseable en la sangre del que habla Karl von Eckartshausen. Si usted vive en la luz y ocasiona la oscuridad por una falta accidental, en ese mismo instante usted tiene conocimiento del bien y del mal.
Si continúa en el camino del pecado y de la degeneración de sus facultades originales divinas, entonces pierde el recuerdo de la luz absoluta y del bien absoluto; la oscuridad y el mal devienen estados de vida constantes para usted y para la humanidad, y cuando en una situación semejante usted habla del bien y del mal como valores opuestos, en realidad está usted fuera de juicio, ya que entonces quiere ser bueno en el mal. La Biblia afirma muy justamente que desde el momento en que la humanidad cayó, nada ni nadie es bueno. La vida que vivimos se convierte en un juego siniestro.
A una parte de nuestra oscura noche la llamamos el bien y a la otra el mal, elaborando así las normas del bien y del mal. Y como un niño que construye castillos en la arena con murallas inalcanzables y puebla estas construcciones con vida irreal, de igual forma nos reservamos en nuestras cárceles lugares privilegiados llamados "iglesias". Nos sugestionamos que estas iglesias son la iglesia de Cristo y jugamos así a la vida liberadora, tan seriamente como vive un niño en su imaginación.
Cada especulación, ya sea metafísica, filosófica, científica, política, social o económica que no ataca las causas fundamentales de nuestra existencia prisionera en este mundo tenebroso, vuelve las tinieblas más profundas todavía y aplaza la aurora de una nueva vida a un futuro lejano.
Así es como una iglesia se convierte en una prisión, un descubrimiento se convierte en una catástrofe, una reforma social se convierte en una rueda de molino al cuello y la vida en un infierno cada vez más intenso.
Y así se colocan los dos árboles del paraíso mítico ante usted y en usted: el árbol de la vida y el árbol del conocimiento.


El hombre ha hecho de la higuera sagrada un vegetal impío, y el mito clásico es tan profundamente verdadero, que la Biblia se despliega aquí con toda claridad. Observe la serpiente: cuelga y vive en la higuera. Esta serpiente es el alma, la conciencia que vive en la energía espinal. Comprendemos claramente por qué se simboliza con una serpiente, ya que el sistema espinal puede ser comparado orgánicamente con una serpiente.
Cuando Jesús el Señor dice a sus discípulos: Sed sabios como las serpientes, se refiere al lazo original puro y santo que se encontraba antaño entre la energía espinal y la vida divina; se trata de la sabiduría divina que estaba íntimamente unida a la energía espinal. Pero la serpiente original de los sublimes misterios se ha vuelto un reptil inmundo y su largo cuerpo se desliza y se contorsiona en la materia, contaminando a todas las criaturas con su veneno.
Así podemos comprender por qué la Biblia dice por un lado a los alumnos: sed sabios como las serpientes, mientras que por otro lado la serpiente representa lo más abyecto.
También comprendemos por qué se habla del dragón con siete cabezas que se eleva del flujo de las aguas, así como de la Hydra de muchas cabezas. Ya que, efectivamente, la serpiente espinal tiene siete cabezas: son las siete cavidades cerebrales de las que le hemos hablado con mucha frecuencia, estrecha y orgánicamente unidas al conjunto del sistema espinal. Las siete luces que arden en las siete cavidades del cerebro son las siete cabezas de la serpiente o del dragón, los siete ojos de los cuentos, y los siete pasajes de Shambhala.
El velo que oculta a nuestros ojos la intervención divina de la salvación se retira como el telón de un escenario. Vemos así el maravilloso y sublime trabajo de la Fraternidad Universal y sus intentos para erigir y transfigurar al hombre caído y a su personalidad depravada. El árbol de la vida, la higuera humana original debe ser erigida; debemos regresar al paraíso en nosotros.
Y ahora comprendemos la misión aceptada libremente por los Hijos de la Voluntad y del Yoga; comprendemos también por qué su manifestación es séptuple. Los siete aspectos de la voluntad y del yoga según la naturaleza, que arden como siete candelabros en las siete cavidades del cerebro, deben ser apagados; la cabeza de la antigua serpiente impura, la séptuple cabeza del monstruo, debe ser aplastada para que el Yoga divino, la sabiduría divina pueda penetrar y para que la Voluntad divina, reinando como sumo sacerdote en el sistema espinal, pueda aportar la Transfiguración.
Entonces las siete luces nuevas son encendidas, y el alumno las tiene como en su mano derecha. Y los doce pares de nervios cerebrales, como ramas del árbol de la vida, son estimulados para la vida nueva. El nuevo fluido vivificante penetra en los tres santuarios; del plexo sacro corre el agua viva al mar de cristal a través de las ocho puertas del santuario, y de ahora en adelante nada le hará estallar en pedazos.
Los 33 aspectos de la Voluntad y del Yoga, los 33 segmentos del sistema espinal, se enderezan como una serpiente llena de sabiduría. Y la serpiente que antes pronunció la palabra de la muerte habla ahora un lenguaje lleno de belleza, de sabiduría y de amor.
El hijo de Hiram, el arquitecto divino, se ha vuelto un rey recién nacido, deviene el hijo único de Dios, el hijo de las serpientes y de los leones. El árbol de la vida se eleva de nuevo como una columna en el templo de Dios.
Esperamos y rogamos que usted pueda comprender la verdadera vida, para la cual es llamado su verdadero ser superior, y que comprenda la mano que le es ofrecida por medio de la Escuela Espiritual. Esperamos que usted emprenda con nosotros el viaje a través del desierto hacia el Corazón del Gobi.
La Escuela moderna de la Rosacruz no es un instituto para la propagación de una enseñanza de la sabiduría, sino un miembro vivo de la Fraternidad Universal.


El Atrio del Templo es la entrada a la sala nupcial, y nuestra misión es llenarla con invitados y llamados, con hermanos y hermanas a quienes se les pueda decir: ¡Id al encuentro del Esposo!
Todos los que entren en la sala nupcial deben llevar la señal en la frente, la señal del Hijo del Hombre, la característica del verdadero francmasón, del verdadero constructor, la señal de la verdadera filiación.
La señal aparece en la frente, dice la Biblia. Esto tiene su exactitud científica. En efecto, todos los que comienzan a recorrer verdaderamente este camino de la transfiguración, siguiendo las exigencias elementales de la Escuela Espiritual, con amor, entrega total e irradiando entusiasmo, experimentan un cambio en su sistema espinal, después de una preparación, gracias a lo cual, los siete Hijos, los siete Rayos de la Voluntad y del Yoga, pueden penetrar en su sistema espinal.
Y usted comprenderá que este cambio se advertirá en el santuario de la cabeza y se demostrará muy especialmente en toda la expresión del espejo de la cara.
Esta es la primera característica, la primera Señal del Hijo del Hombre, señal indispensable para el acceso a la escuela de la conciencia superior, para los participantes en la verdadera construcción. Todos los que entran sin esta señal, son desenmascarados en un momento dado. Toda impostura es corregida infaliblemente.
Comprenda bien la esencia de esta impostura, ya que en este sentido quien ve y conoce el camino, pero no lo recorre es un impostor, tal como lo expresa la Epístola de Santiago de quien cree pero no realiza las obras de la fe. Es un completo impostor quien, reconociendo perfectamente la Enseñanza de la Escuela Espiritual como verdad, se apega a la vida antigua, sea de la forma que sea.
Se trata de saber si usted va a cambiar su higuera del bien y del mal por el árbol de la vida. Si usted se encuentra en este proceso, es usted un justificado, un maestro constructor. Si se queda a las puertas de este proceso, entonces es un impostor.
En la Biblia, un judío no es siempre un israelita en el sentido de la nacionalidad, sino un hijo de los leones, un hijo de Dios, un hijo de Dios llamado. Y ahora puede imaginarse a tal persona ante el proceso, y por ello un impostor, y a tal persona en el proceso, y por ello un justificado.
Si ahora piensa, a la luz de todo esto, en la narración del Evangelio de Juan, entonces comprenderá perfectamente lo que el Evangelista quiere decir:
Cuando Jesús vio a Natanael que se le acercaba, dijo de él: He aquí un verdadero judío, en quien no hay engaño. Le dijo Natanael: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús y le dijo: Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi. Respondió Natanael y le dijo: Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de los judíos.
Natanael es el alumno que ha comenzado el proceso de la transfiguración y lleva la señal indeleble. No hay en él impostura, sino una nueva conciencia que le permite reconocer la mano tendida de la Fraternidad Universal.
Mientras usted se encuentre en la esencia de la impostura, entonces no tiene conciencia y rechaza a todo el que viene hacia usted para ayudarle con un amor inconmensurable.
Esperamos y rogamos que usted se encuentre pronto bajo la higuera y que se le pueda llamar hijo de la serpiente siete veces coronado.
¡Oh Dios surgido de Dios, de quién y por quién son todas las cosas! ¡Nosotros alabamos y glorificamos Tu Nombre por toda la Eternidad!

 N.T.: El autor hace un juego de palabras, pues iglesia en holandés es "kerk" y prisión es "kerker".